Revista América Latina

Psicosoma | Chirraca de la selva

Publicado el 12 abril 2024 por Jmartoranoster

El fluir verbal nos acaricia/nunca calla/Somos un leve piar     Ana Anka

Nos rehacemos en la intemperie y, a pesar de las agendas, cronogramas –algo necesarias– nunca las certezas nos plenan y, más bien evitamos el miedo ardiente, quizás sea el temor a no saber nada; todo fluye, somos ríos y vamos caminando al designio estelar, momentos, decisiones, conversas..

Despertamos en nuevas luces amorosas al recibir regalos e instantes coloridos, matices o grises que nos atraviesan como los neutrinos, sonidos del puro silencio en las montañas de Chirraca de la selva en Semana Santa, en viajes espirituales al pie de la montaña, brisa de las chirracas, pajarillos, frutas, sonrisas afables y así cavilo en la habitación asignada al sueño común familiar.

Respiramos en ese espacio íntimo, camas amplias de la cabina cinco, y un extrañamiento profundo renace, percibo por primera vez, con nuevos ojos  –operada– porque nunca he viajado en estas fechas –todavía cultivo los rituales desde el Miércoles de Ceniza por mi madre que me educó en la religión católica y padre en el más puro politeísmo.

Retrospectivas e interrogación en mi conformación religiosa, asombro al estar viva, amar y olvidar, en días sacros del treinta y teintiuno (Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección) como si el tiempo no hubiera pasado, mi madre en oraciones, sahumerios, penitencia y autoflagelación en nombre del Señor de los Milagros y aquí nos abraza lq Pachamama cosmogónica, las estrellas y taita Inti nos entibia, tiemblan los árboles, acarician los techos y sonrío… Les digo: ‘’Nos saludan las chirracas y más tarde nos cuidan los tigres pecho amarillo’’.

Conversamos en silencios trascendentes, en tierras oros naranja cubierta de mandarinas, unas picoteadas, dulcitas, cítricos del cas, mangos, y flores diversas, como las cayenas, aves paraíso con un fondo de cielo celeste e imponentes cerros, al divino calor fogoso, ante la maravilla de sentir a mi hijo amado con su mirada profunda, scanner protector, y camino enérgica a la cima y me dice: ‘’Madre, no es una competencia’’ con voz serena que me ayuda a reflexionar, aprender a compartir en equipo y ya, marcho al ritmo de las chicas, escucho sus respiraciones, las espero y repienso en eso de la soledad y caminar sola, de escuchar al viento; no hay caso, la contemplación me subyuga, embriagan los árboles, piedras, cascajos, collados, nubes, olores, colobríes, colores de las tierras al formarse en las riberas de los ríos, piedrecillas cantarinas, movimientos corporales, andares y cada paso ¿dónde quedan nuestras huellas, risas, miedos?  Ni siquiera podía tomar fotos y tiemblo llorando.

Somos los seres humanos una caja de resonancias, sorpresas al compartir alimentos, mover los platos, gestos únicos, sonrisas y al amigo ocurrente del Buen Vivir, don Evelio Badilla, sus hijos y la inolvidable y gentil Priscila de voz pausada, preguntas al servir almuerzos y desayunos exquisitos. Hoy domingo siete disfruto el aroma del café de Chirraca, cas y mangos, pero, insiste el secuestro del café de esos días y recuerdo jocosa al notar en venta el libro Para vos es mi canto del poeta Alfonso Quiroz Artavia e invito a mi familia para escuchar sus poemas, una alegría indescriptible me desborda y rendimos tributo al encendido de velas, oramos en la Apacheta, Pachamama y taita Inti al tierno calor de amigos y en gratitud a las ancestras y el haber sido traída nuevamente al Buen Vivir sumaq kawsay, con mi familia; al ser afortunada con el sorteo y les guío a los espacios gozamos sus miradores, la caricia fraterna…

Las migraciones marcaron nuestras vidas y amamos la tierra costarricense comentamos sus diversidades en tan chiquitico, frágil y tierno verde ¿qué hay más allá de los verdes?

Somos seres humanos en procesos de vulnerabilidad, caminamos sin apuro y nunca claudicamos, más bien los golpes nos fortifican, atraviesan, como la materia oscura que nos conforma y todo es invisible, sentimos vibraciones, energías de ráfagas de neutrinos que nos regala el universo. Somos momentos y fugacidad cual super nova en medios de colores de lejanias rojizas estelares y de cercanias azules.

Don Evelio Badilla del Buen Vivir Costa Rica, a quien no veía desde el mes de julio del año pasado al viajar a Pozo de Agua en Nicoya, Guanacaste, está increíble, de un humor y alma de niño juguetón y no nos cansamos de reír al recordar momentos inolvidables en Pozo de Agua y cómo consolidamos el Consejo fundador del Buen Vivir: «Cómo se va a oganizar, recibir y distribuir la información hacia los distintos grupos del Buen vivir, es un grupo coordinado y el Consejo determina intervalos de tiempo entre reuniones».

Realmente viajar nos ensancha el alma y ayuda compartir nuestro frágil caminar.

Rosa Anca

Psicosoma | Chirraca de la selva

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