Revista Coaching
El otro día fui a ver una exposición sobre momias egipcias y pensé: cómo molan. No solo se inventaron la foto de perfil sino que además se inventaron el mejor disfraz de Halloween (y el más barato, solo dos rollos de papel higiénico) . A parte de tener un montón de piezas originales superchulas(muertos incluidos), la exposición me encantó por que explicaba muy bien el rito de la momificación.
Como en muchas culturas, los egipcios creían que una vez muerto tenías que pasar un juicio para determinar que te depararía la otra vida. Entre las cosas y pruebas que tenía que pasar el difunto, había una que me llamó la atención: la psicostasia.
La Psicostasia es, literalmente, el peso del alma.
Según los egipcios, en el momento de la muerte Anubis cogía el corazón del finado y lo ponían en una balanza (¿romana?) para comparar su peso con el de una pluma. Según ellos, el corazón de una persona que hubiera sido buena en vida, pesaría menos que una pluma. Por tanto, si el corazón pesaba menos, el muerto tenía acceso a la maravillosa “vida” en el campo de los juncos. Si el corazón pesaba más que la pluma, su alma era devorada por un ser mitad hipopótamo mitad cocodrilo (una combinación más rara que un ornitorrinco).
Como ves, el concepto tiene bastante que ver con eso de ser tipos y tipas con suerte y con todo eso de aportar buen rollo. Y me pareció curioso que desde tiempos inmemoriales el ser humano haya tenido tan presente el concepto de que ser malo no va a ningún sitio. Si eres egipcio te come un cocodrhopotamo y si eres cristiano te vas derechito al infierno.
También me pareció curioso que el juicio y el castigo sean en la otra vida. ¿Y porqué no en esta? ¿Porqué no juzgarte y condenarte en esta misma vida por si a caso no hay otra?
Una explicación lógica sería decir que es obvio que en esta vida el karma no hace justicia. Constantemente vemos gente mala disfrutar de la vida y pensamos: pues ya te irá mal. Y cuando vemos que envejece sin pagar por sus pecados, pensamos: pues ya te darán lo tuyo en la otra vida. Así por lo menos nos sentimos mejor.
Pero después de darle una vuelta se me ha ocurrido que igual no estamos enfocando bien el tema. Quizás no se trate de que alguien castigue o te castigue por se malo. Quizás la psicostasia no tiene que hacerla Anubis. Quizás el tema va de que seas tú quien coja tu corazón y lo ponga en una balanza y se pregunte ¿pesa más que una pluma? ¿Estoy contento con lo que hago? ¿Hago de este mundo un sitio mejor o peor? ¿Estoy orgulloso u orgullosa de todo lo que hago?
Así que esta semana te invito a que pruebes eso de la psicostasia. No hace falta que te esperes a la otra vida. Puedes hacerlo esta noche y me cuentas que tal. Estoy seguro que con los corazones de los tipos y tipas con suerte se puede llenar una buena almohada.