Revista Salud y Bienestar
Un estudio de la Universidad Laval, en Quebec (Canadá), y que publica hoy la revista Canadian Journal of Psychiatry a partir de datos recabados de más de 14.000 individuos entre 18 y 102 años, durante el periodo de 1994 a 2007 a llegado a la conclusión de que estos farmacos disminuyen la longevidad. Los sujetos analizados que consumían medicamentos para controlar sus estados de ansiedad e insomnio en alguna ocasión al mes, presentaron un índice de mortalidad del 15,7%, mientras que quienes no recurrían a los fármacos tuvieron una tasa del 10,5 %. Tras ajustar otros factores, como el consumo de alcohol y tabaco, la práctica de ejercicio físico y la presencia de síntomas depresivos, los autores establecieron que el uso habitual de este tipo de medicamentos se podía asociar a un 36 % de más riesgo de fallecer. A partir de este dato surgen varias hipótesis: los ansiolíticos y somníferos pueden favorecer los accidentes, al reducir la capacidad de reacción y la coordinación, o bien pueden ejercer algún efecto depresor sobre la función respiratoria que se agrave durante el sueño; otra posible explicación propuesta por los científicos es que la acción de los fármacos sobre el sistema nervioso central pueda favorecer de alguna manera la tendencia suicida.