Revista Opinión

PSOE: Cuando la realidad supera a la ficcion (Parte I)

Publicado el 27 diciembre 2019 por Carlosgu82

PSOE: Cuando la realidad supera a la ficcion (Parte I)

PSOE: CUANDO LA REALIDAD SUPERA A LA FICCIÓN (Parte I)

El PSOE de la época de la II República era un partido muy radicalizado, y totalitario, como está volviendo a serlo ahora,  por influencia de unos líderes bastante poco dotados intelectualmente, pues ya se sabe que, cuanto menos luces tiene una persona, más tendente es a caer en fanatismos y en el endiosamiento. Dentro del PSOE de aquella época podemos destacar a cuatro figuras, principalmente: Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto, Juan Negrín y Julián Besteiro. De estos cuatro, los dos más inteligentes, más preparados y más sensatos, fueron estos dos últimos, sobre todo este último, pero, para desgracia de España, cobraron más peso dentro del partido los dos primeros, que eran dos “bestias pardas”, sobre todo el primero, que era un auténtico neandertal que creía que lo que había comenzado en Rusia, en 1917, era algo maravilloso y así fue que él estuvo empeñado en llevar a España a algo parecido; estuvo empeñado en llevar a España al precipicio, a convertirla en una “democracia popular” títere de la URSS.

Largo Caballero tenía en la Unión Soviética al modelo a imitar y estaba decidido a llevar a España hacia una suerte de Estado comunista, totalitario, de corte soviético porque para él ese modelo encarnaba todas las virtudes que él creía ver en un Estado; y siguiendo el modelo soviético creía en la violencia como modo de imponer sus tesis; creía en la eliminación física del adversario político que no se plegara a sus tesis.

La dicotomía bando nacional/fascismo vs bando republicano/democracia es una falacia que se ha inventado la izquierda y que estuvo gestando durante los años del franquismo. La izquierda no supo asumir lo que era la democracia y secuestró a la república para hacerla suya, queriendo despojar a la derecha de cualquier posibilidad de ser alternativa de poder, aunque para ello tuviera que emplear la fuerza, como de hecho la empleó. Y la prueba más evidente de lo que digo fue que EEUU y Reino Unido hubieran decidido mantenerse neutrales cuando se produjo el estallido de la Guerra Civil española. Si esas potencias occidentales hubieran tenido tan claro que el bando republicano defendía la democracia hubiera apostado decididamente por él y eso no fue así; ni los EEUU ni Reino Unido prestaron apoyo de ningún tipo, ni militar ni diplomático…nada, al bando republicano; más bien fue lo contrario, pues la compañía Texaco, estadounidense, se dedicó a suministrarle combustible al bando nacional sin que ni siquiera hubiera pago de un precio de por medio, sino que le bastó con la promesa de que le pagaran cuando se pudiera.

Recordemos algunos de los acontecimientos en los que participó el PSOE, durante los años 30 del siglo pasado, durante los cuales fue el principal partido de la izquierda:

En 1931 se celebran en España unas elecciones municipales que eran simplemente eso: unas elecciones en las que la ciudadanía iba a elegir a los concejales y, por tanto a los alcaldes, de todos los municipios españoles. No eran nada más que eso, repito, pero dado que los partidos republicanos, entre los cuales el PSOE era el principal, obtuvieron mayoría de concejales en los principales municipios españoles, no así en el conjunto de la nación en la cual las candidaturas monárquicas obtuvieron una victoria, y bastante holgada, pero las hordas republicanas se lanzaron a la calle a proclamar lo que era falso: QUE LAS CANDIDATURAS REPUBLICANAS HABÍAN OBTENIDO LA VICTORIA. En base a esta mentira, los republicanos proclamaron la instauración de la república. Para evitar un baño de sangre entre españoles, el rey Alfonso XIII partió hacia el exilio y la II República fue una realidad.

Así pues, debemos de tener claro que la II República FUE PRODUCTO DE UN GOLPE DE ESTADO; fue fruto de un acto de fuerza que subvirtió el orden constitucional vigente, legítimamente constituido, que era la monarquía.

Este hecho es muy importante tenerlo en cuenta, porque “la siniestra” (la izquierda), cuando  habla de Franco y del Alzamiento del 18 de Julio de 1936, habla de que “FUE UN GOLPE DE ESTADO PORQUE VINO A DERROCAR AL RÉGIMEN LEGALMENTE ESTABLECIDO” ( lo que ya hemos visto que  es mentira porque la II República tuvo su origen en un acto de fuerza; no tuvo su origen en un referendo celebrado al efecto ni en ningún otro proceso de carácter constitucional y democrático, sino en un acto de fuerza de una muchedumbre que se lanzó a la calle a proclamar una mentira: el haber ganado unas elecciones que no ganaron). Pero no solo eso, sino, tal y como veremos después, la II República, que ya había nacido degenerada, se degeneró, aún más, y sobre todo, gracias al PSOE, durante su desarrollo. Y esto lo veremos a continuación:

-En el año 1933 se celebran unas elecciones generales que gana la CEDA, que era una coalición de partidos de derecha, pues la ciudadanía ya estaba harta de la “siniestra”, y el presidente del Gobierno pasa a ser Alejandro Lerroux.

En el año 1934, uno de los líderes del PSOE, el que más tarde se haría con el liderato en solitario del partido sin oposición alguna, Largo Caballero, no acepta que la derecha haya ganado las elecciones el año anterior y promueve un golpe de Estado con la intención de hacerse con el poder mediante la fuerza; otra vez, “la siniestra” quería obtener, empleando la fuerza, lo que no le habían otorgado las urnas.

Este golpe de Estado solo llegó a materializarse en Asturias y en Cataluña, en dos rebeliones completamente distintas, la una de la otra, pues mientras que en Asturias fue una rebelión protagonizada por los mineros, una suerte de rebelión proletaria, en Cataluña la rebelión la llevaron a cabo, fundamentalmente, los separatistas liderados por el entonces presidente de la Generalidad catalana, otro xenófobo, y subnormal, del estilo de Quim Torra, llamado Lluís Companys.

Pero ambas rebeliones tuvieron en común que pretendieron subvertir el orden constitucional que había arrojado las urnas, así como su odio hacia la Iglesia y hacia los católicos. Y fue así que, tanto en Asturias como en Cataluña se incendiaron iglesias, conventos…y se asesinó a católicos.

La “siniestra” quiso secuestrar a la república; quiso que el poder fuera patrimonio exclusivo de ella y relegar a la “diestra” que siempre fue muy respetuosa con ella y creía en la democracia, habiendo aceptado la republica a pesar de su poco legítimo origen, como ya he explicado antes.

Ambas rebeliones fueron sofocadas y el artífice de haber acabado con la rebelión minera en Asturias fue el, ya entonces general, Franco, que tuvo que ordenar a las tropas bajo su mando  abrir fuego, porque los mineros asturianos estaban armados. Franco actuó en defensa de la II República, que le había pedido que restableciera el orden, pero ya desde ese entonces, “la siniestra” le puso la etiqueta de “carnicero”, porque esa es una característica de la “siniestra” que ha perdurado hasta nuestros días: ellos pueden cometer todos los crímenes, y tropelías, que se les ocurra, porque están justificados en base a sus “superiores ideales”; ellos son “seres de luz” que hagan lo que hagan, les está permitido; los criminales son siempre los otros, por el mero hecho de no coincidir con sus ideas. Así, el verdadero “carnicero” fue Largo Caballero, que fue el instigador del hecho de que los mineros se rebelaran y asesinaran católicos, pero para “la siniestra”, Largo Caballero fue un “demócrata” y el “carnicero” fue Franco.

En 1935, Francisco Largo Caballero, que era el más radical de los líderes socialistas; que era un bolchevique convencido, un “iluminado”, uno de esos “seres de luz” que han sido bendecidos  con la verdad absoluta, se impuso a sus otros adversarios políticos en el seno del PSOE, Julián Besteiro e Indalecio Prieto, y se hizo con las riendas del partido, siendo su idea la de convertir a España en una “democracia popular”, o sea, una dictadura proletaria, que fuera satélite de la URSS, siendo así que quien iba a mandar, realmente, en España no fueran los españoles, sino que las instrucciones vendrían dadas desde Moscú.

En el año 1936, en Febrero, se celebran unas elecciones generales y, en numerosas circunscripciones, el Frente Popular, que era una coalición de partidos de “siniestra” liderada por el PSOE, comete fraude (actas corregidas con raspaduras; dígitos cambiados para añadir más votos que los reales, a posteriori, con tachaduras; actas falsificadas: urnas que ya tenían votos en su interior cuando se abrieron los colegios electorales; recuentos de votos a puerta cerrada sin que hubiera ningún representante de los partidos de la “diestra” presentes…) se calcula que unos cincuenta escaños que debieran de haber ido a parar a los partidos de derecha, fueron a parar al Frente Popular, fundamentalmente al PSOE de Largo Caballero.

El que esté interesado en este tema puede leerse el libro “1936. Fraude y violencia”, de los historiadores Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García.

Además de esto, la campaña electoral se había desarrollado en un marco extremadamente convulso y violento en el cual se produjeron cuarenta y ocho víctimas mortales, la gran mayoría de ellos falangistas o católicos que fueron asesinados a manos de anarquistas, socialistas, comunistas…

Los líderes socialistas, en el marco de esa campaña, incluso, habían vertido amenazas, queriendo dejar entrever que el poder iba a ser para ellos, por las buenas o por las malas, queriendo condicionar de esa forma, el sentido del voto del electorado.

Una vez consumado el “pucherazo”, con el Frente Popular instalado en el poder, las tropelías se multiplicaron, ante la permisividad, cuando no la complicidad, de los jueces y de la policía que dejaban actuar, impunemente, a los pistoleros afines a la dictadura del terror que se había instaurado, pues ellos mismos formaban parte de esa organización delictiva en la que se había convertido el Gobierno de España . Y, envalentonados ante este hecho, se atrevieron a ejecutar no solo a católicos o a personas acusadas de pertenecer a la burguesía, sino que en la noche del 13 de Julio de 1936, como represalia a que un miliciano había sido asesinado por unos falangistas, unos individuos que pertenecían a “la motorizada”, una especie de grupo paramilitar que estaba al servicio de Indalecio Prieto, se presentaron en los domicilios de Lerroux, de Gil Robles y de Calvo Sotelo, los tres líderes de la derecha, encontrando sólo a este último, al que se llevaron detenido y al que por el camino, sin haberlo llevado a centro de detención alguno, le descerrajaron dos tiros que acabaron con su vida. No contentos con esto, durante su entierro, los milicianos abrieron fuego contra los asistentes al acto.

Este hecho fue lo que decidió a Franco a sumarse al Alzamiento que tendría lugar cinco días después. Hasta ese momento, Franco se había mantenido fiel a la República e, incluso, unos veinte días antes del Alzamiento, había enviado una carta al Gobierno en la que le hacía una serie de sugerencias para recuperar el orden público.

El Gobierno ya sabía que, desde hacía tiempo, se venía gestando una revuelta en el seno del Ejército por el lógico descontento que este sentía ante la situación de anarquía y  sensación de indefensión que media España sentía, pues la otra media creía que el poder le pertenecía y que tenía “patente de corso” para llevar a cabo todos los desmanes y las injusticias que les apeteciera. Media España tenía la imperiosa necesidad de rebelarse ante la otra media, que pretendía sojuzgarla, reprimirla, dominarla o exterminarla, en caso de que no se dejara dominar. Tenías que transigir con las ideas de la “siniestra” y renunciar a las tuyas propias o resignarte a ser exterminado; así de simple.

El 18 de Julio de 1936 estalla la Guerra Civil con el Alzamiento de parte del Ejército, siendo los líderes de ese Alzamiento los generales Mola y Sanjurjo. Franco decide unirse y se pone al frente del Ejército de África, que era la unidad del Ejército más preparada, pues estaban habituados a realizar escaramuzas contra los vecinos marroquíes. Para que el Alzamiento triunfara se hacía indispensable trasladar ese Ejército de África a la península, para lo que se pidió ayuda a Alemania e Italia que, de inmediato, enviaron aviones de transporte para facilitar ese traslado.

El Gobierno republicano, por su parte, pidió ayuda a aquel Estado del que soñaba que España se convirtiera en Estado vasallo: la URSS de Iosif Stalin. Esta, para prestar su ayuda impuso dos condiciones: que el armamento y el asesoramiento que prestara le fuera pagado y que, una vez triunfara el bando republicano, se volviera realidad el sueño de Largo Caballero: que España adoptara la forma de “democracia popular” y aceptara ser un Estado satélite de la URSS.

Hay que destacar, en este apartado, dos hechos importantes:

En 1936, cuando el bando nacional pide ayuda a Hitler, este era un dirigente que había ganado unas elecciones democráticas, en 1933, y que contaba con el respeto y la admiración de su pueblo, pues estaba llevando a cabo un importante proceso renovador en Alemania, que daría lugar a que se crearan más de seis millones de puestos de trabajo. En ese entonces, Hitler no tenía ninguna muerte a sus espaldas. Sus crímenes fueron cometidos después, a partir de 1939, año en el que, precisamente, la Guerra Civil española terminó.

En ese mismo año, cuando el bando republicano le pide ayuda a la URSS de Iosif Stalin, este ya llevaba a sus espaldas varios millones de muertos, fruto de las purgas que había llevado a cabo entre el Ejército, entre los miembros de la burguesía y como consecuencia de las hambrunas artificiales que había provocado entre el campesinado ucraniano.

-Y así fue como en Septiembre de 1936, Juan Negrín, el ministro de Hacienda socialista, se presenta en el Banco de España, que era una entidad de derecho privado, en manos de accionistas y lleva a cabo el mayor robo perpetrado en la historia de España, pues da orden a los cerrajeros de los que se había hecho acompañar, además de numerosos efectivos de las tropas de asalto, de  que forzaran la cámara acorazada de dicha entidad bancaria, apropiándose de las 610 toneladas de oro que se custodiaban allí (las cuartas reservas de oro más importantes del mundo). La mayoría de ese oro fue a parar a la URSS, para pagar el armamento que esta había suministrado al bando republicano, lo que, en opinión de los expertos resultó carísimo, y otra parte fue a parar a Francia.

Pero el expolio llevado a cabo por Negrín no se limitó a esto, sino que creó un organismo denominado “Caja General de Reparaciones”, a cuyo frente puso a un tal Amaro del Rosal, que no era más que un organismo dedicado a robar y así robó el fondo numismático de todos los museos de Madrid, de tal forma que en la actualidad es difícil encontrar una moneda de oro en la capital de España. Aunque su actividad delictiva también tuvo como víctimas a particulares que colaboraron con el bando nacional o que fueron sospechosos de haber colaborado con él. También muchos católicos vieron esquilmado su patrimonio por esta organización delictiva y la propia Iglesia fue víctima de la misma, pues numerosos templos fueron objeto de saqueo por parte de esta organización y de las hordas republicanas.

Supuestamente, esta organización tenía por objeto recaudar fondos para ayudar a los republicanos a escapar de España, una vez que estuvo claro que el bando nacional iba a ganar la guerra, pero, como casi siempre pasa con la gente de la “siniestra”, “del dicho al hecho hay un trecho” y lo cierto fue que todo lo robado por dicho organismo dedicado al latrocinio fue embarcado en un yate que Negrin dió orden de comprar (bautizado como “Vita”) y se envió a Veracruz, México, en donde el propio Negrín e Indalecio Prieto, se embarcaron en una vergonzosa disputa por la posesión de dicho tesoro (120 maletas cargadas de joyas) en la que tuvo que intervenir el mismo presidente de aquel país, Lárazo Cárdenas. En realidad dicho tesoro sirvió para que esos líderes socialistas, que ya “habían puesto los pies en polvorosa”, se pegaran “la vida padre”, dejando a su gente abandonada a su suerte. Eso sí, estos “valientes” y “considerados” líderes socialistas, continuaron con su “lucha” desde el exilio, tratando de perjudicar a España en todo lo que pudieron mientras se atiborraban a marisco (como se puede ver, a pesar de que han transcurrido ochenta años desde aquello, las cosas no han cambiado mucho, con los socialistas atiborrándose a marisco, a costa de lo que roban, mientras perjudican a España todo lo que pueden). Menos mal, para los republicanos que quedaron en España, abandonados a su suerte por los lideres socialistas que habían salido huyendo, que el bando nacional no fue lo vengativo que hubiera sido el propio bando republicano en caso de que hubiera sido él,  el que hubiera ganado la guerra.

-Ya durante el transcurso de la guerra, dentro del bando republicano se produjeron auténticas guerras internas entre las diferentes facciones (socialistas, comunistas, anarquistas, nacionalistas…) porque eso ha sido otra constante entre la “siniestra” de este país: que se odian los unos a los otros. Los comunistas no estaban de acuerdo con cómo los socialistas querían llevar la guerra; los anarquistas estaban en desacuerdo con ambos…

La URSS prestó una ayuda que todos los historiadores coinciden en señalar que fue fundamental para que la guerra durara los cerca de tres años que duró, pues de no haber sido por ella, esta habría sido un paseo triunfal para el bando nacional, mucho más organizado; con las ideas mucho más claras y mucho más eficiente a la hora de gestionar sus recursos. Por el contrario, en la España republicana reinaba el caos y solo estaban de acuerdo en su odio hacia la Iglesia y hacia el bando nacional.

Se hizo tristemente famoso un personaje de nombre Alexander Orlov, que vino a ayudar a los republicanos como “traductor” pero que en verdad era un espía ruso, máximo responsable del NKVD, que fue el organismo antecesor del KGB, en España, Portugal y Francia.

Su primera misión en España fue trasladar el oro del Banco de España a Rusia y, luego, se dedicó a fabricar pruebas falsas contra los miembros del POUM, con la finalidad de exterminarlos. Se dice que, personalmente, acabó con la vida de Andreu Nin, lo que llevó a cabo tras someterlo a terribles torturas.

Este personaje actuó al margen de toda ley y bajo ninguna otra autoridad que no fuera la de Stalin acabando con la vida de muchos personajes.

Tuvo su propia checa instalada en la catedral de Alcalá de Henares.

Entre el 1 y el 4 de Agosto de 1936, el ministro de Estado republicano, Augusto Barcia, viajó a Berlín con la idea de comprar todo tipo de armas a la Alemania nacionalsocialista, pero Hitler ya había tomado partido por el bando nacional y se negó a tener trato alguno con el bando republicano. Esto es algo, como tantas otras cosas, que la “siniestra” española quiere mantener oculta; ella siempre pone el énfasis en la relación entre el bando nacional y la Alemania nacionalsocialista, pero ocultan que ellos intentaron tener esa relación pero fueron rechazados “como agua sucia” por Hitler, que odiaba al comunismo.

En opinión del historiador e hispanista Stanley G. Payne, el Alzamiento, o sublevación, de una parte del Ejército contra el Gobierno de la república estuvo más que justificado pues se trataba de defender a una parte de España de la otra, que quería aniquilarla solo porque pensaba de modo diferente; ya es hora de desterrar la falacia esa que la izquierda ha querido imponer de que Franco fue el culpable de que estallara la Guerra Civil, porque, si a uno le pegan un puñetazo y uno se defiende, ¿quién es el que ha empezado la pelea, el que pegó el primer puñetazo o el que se defendió?


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