Revista Opinión
Hola! Qué tal? Tienes un ratito? Posiblemente a alguno de vosotros os pille este post con el pie cambiado y os sorprenda, pero después de las últimas fechas y de vivir atónito los acontecimientos sobrevenidos, no he podido reprimirme. Sólo os robaré 5 minutos, esto se lee rápido, lo hago con todo el respeto del mundo y prometo no hablar del procès que bastante turra dan en la prensa. Quería antes de empezar hacerte unas preguntas sencillas: ¿Dónde duermes habitualmente?¿Cuándo te levantas desayunas?¿Tienes la despensa llena?.
Parecen de sencilla respuesta, verdad? Pues te diré una cosa, aunque seguramente lo hayas leído o escuchado, no viene mal recordarlo para seguir con los pies en el suelo y no perder el norte. Esas cuestiones que a priori para nosotros serían sencillas de responder en la mayoría de los casos (desafortunadamente hay a día de hoy un 25% de la población que lo puede contestar, no sin dudas), hace apenas 60 años no eran preguntas baladí para muchas familias españolas, sobre todo para los vencidos. Habían familias que no podían ofrecer a sus hijos otra cosa para dormir que no fuera la paja del corral o los más afortunados, un colchón de algodón mal atizado. Y ese era el menor de sus problemas, pues tras eso venía el problema del desayuno, pues no todos tenían- qué dar a sus hijos, más allá del típico pan negro, que a día de hoy nadie de nosotros nos atreveríamos a comer, pues no nos gustaría comer pan con otros ingredientes que no sea harina para alargar la producción de pan.
No mejor vivían las familias de los vencedores, pues aun habiendo apoyado el bando ganador, de las tierras abandonadas en su mayoría, no crecía comida para alimentar todas las bocas hambrientas de aquella época.
Y estos eran los que vivían en los pueblos y ciudades y podríamos considerarlos los afortunados. Mención a parte haremos con aquellos que se habían tenido que echar al monte, por perder la guerra contra los golpistas. Ellos tenían suerte si podían encontrar una cueva suficientemente oculta de ojos fascistas y sin humedades tan grandes como para contraer enfermedades pulmonares o víricas que se los llevaban al otro barrio o podían cazar alguna liebre o jabalí y ese día comer de caliente.
Es sorprendente lo rápido que la memoria borra todo lo que han vivido nuestros antepasados, verdad? Miles de familias alargaban un pollo toda la semana, 15 días los menos afortunados y apenas medio siglo después, cuando nos lo cuentan o lo leemos en libros, nos parece cosa del medievo, no?
Qué fácil es olvidar lo que nuestros abuelos lucharon por defender su patria de la insurgencia y que poco nos cuesta pisotear su lucha mientras realizamos la típica crítica de salón, móvil en mano y a través de las redes sociales.
Qué triste es ver como dejamos de defender aquello por lo que nuestros abuelos pasaron hambre, frío y en muchos casos dieron la vida, mientras lloriqueamos en tertulias de cafetería y permitimos que los herederos de los golpistas sigan atando y bien atando aquello que el caudillo encauzó.
Siento una tristeza profunda de ver como el PSOE, esas siglas por las que mi tatarabuelo hizo cientos de kilómetros a pie o en bicicleta para ayudar a familias o compañeros de trabajo sin apenas comer o dormir. Como los dirigentes de esas siglas en la actualidad, han olvidado que el PSOE es un sentimiento y no un modo de vida y se venden al partido que aquel ministro golpista creó a la sombra de la mal llamada transición.
Pablo Iglesias creó el partido en la total certeza de defender los intereses de los obreros y ciudadanos que se cobijaran bajo aquellas siglas. Seguro estoy que, de estar entre nosotros, no estaría de acuerdo en la dirección que ha tomado la dirección de su partido, amparando las locuras trasnochadas de aquel que se ampara en el plasma y la mentira continua.
Mi familia tuvo lazos muy vigorosos con el socialismo de este país, cuando el socialismo era aquello que sus siglas defienden. Tatarabuelos, abuelos…familiares que pelearon, se escondieron, lloraron y huyeron de la muerte; y todo por defender los ideales en los que creían…y para qué?
Yo os lo voy a decir, al menos os diré para qué no lo hicieron. A buen seguro que no se escondieron y pasaron penalidades para que ahora, los socialistas de café y pastas se sumen a las filas derechistas de este país para ocultar la corrupción sistémica de la democracia española y de paso, negar la democracia en este país por segunda vez en menos de un siglo; si es que les sale natural! Por qué será?. Mis familiares, como tantos otros, no pasaron hambre para que ministros y presidentes de su partido pasen sus días en retiros dorados de empresas eléctricas, tras haber echo el culo gordo a alguno de los dirigentes de estas mismas compañías y a buen seguro con ascendencia fascista y que encima, se cree alguno de ellos en el derecho de salir a escena a decir sandeces y destapar su verdadera cara, oculta en época de transición.
Señores del partido SOCIALISTA, saben lo que significan sus siglas? De verdad lo saben? Se han parado a pensar la de sangre y lágrimas que se han derramado por los ajusticiados, encarcelados, humillados, huidos y asesinados por defender esas siglas? Ustedes han llegado a comprender que la política no es negocio sino vocación? Ustedes conocen algún político vocacional de la época más difícil para ser demócrata que hubiera aprobado sus lustros calentando sillón sin apenas intervenir en el congreso por ejemplo? Les queda a ustedes una mínima dignidad que les haga corregir el rumbo y volver a enderezar lo torcido de su camino?
Alucino cuando les escucho no saber por qué no levantan cabeza en las encuestas y posteriores elecciones. Definitivamente o han perdido el juicio, cosa que dudo porque lo tienen bien montado (eso hay que reconocerlo), o nos creen gilipollas, que a la sombra de los resultados electorales de este país comienzo a creer que sea cierto. Párense a pensar en lo que hacen, autocrítica por favor; paren y estudien que están haciendo mal, porque no levantar cabeza en la época más corrupta y negra de este país, que el partido de la “corrupción plena” como lo ha definido el instrucción del caso Gürtel, que no les recorten ni un punto al Partido Popular se merece no menos de un estudio serio y un completo replanteamiento de filosofía.
Y como les veo perdidos, me permitiré el lujo de apuntarle unos cuantos puntos que no deberían dejar de lado. Podrían ustedes no olvidar a ese 25% de familias que, como en los 40, no tienen apenas que echarse a la boca por crudo y duro que suene. También podrían acordarse ustedes de aquellos trabajadores que dieron sangre, sudor y lágrimas por conseguir unos derechos que ustedes están permitiendo pisotear desde el principio de la crisis sin pudor ninguno! No estaría mal que tuvieran en mente a aquellos hijos de represaliados que siguen creyendo en el significado de las siglas de su partido y ustedes acción tras acción y elección tras elección, les quitan la ilusión una y otra vez. Tampoco deberían de dejar en el olvido a todos aquellos antepasados de ustedes, que a buen seguro tienen, que pelearon días y noches enteras por defender la democracia y que tuvieron que huir o esconderse si tuvieron suerte, porque los menos afortunados, ni siquiera sabemos dónde están enterrados. Pero sobre todo y ante todo, les sugiero, les ruego, les pido, les suplico, que no olviden que por si no se habían dado cuenta aún con las encuestas, NO SOMOS GILIPOLLAS y no podemos ni queremos tolerar su continuo pisoteo a las siglas, a la sangre y las tumbas de nuestros familiares.
A algunos de nosotros ya no nos podrán recuperar jamás, pues han conseguido que perdamos cualquier relación con las siglas de nuestras familias y la esperanza con sus actuaciones, pero por favor, por el bien de los más mayores y por el bien de este país, enderecen el rumbo y vuelvan a poner la dignidad, la honradez y el sentido común al timón del barco socialista, si no quieren que encalle en el arrecife del olvido