Revista Opinión
PUBLICADO POR LA REPÚBLICAAugusto Álvarez RodrichLo bueno...
Publicado el 27 enero 2012 por Paulmontjoy94PUBLICADO POR LA REPÚBLICAAugusto Álvarez RodrichLo bueno, lo malo y lo feo del primer medio año.
El gobierno cumplió esta semana su primer medio año –el diez por ciento del total del mandato–, con logros importantes, algunas metidas de pata, asuntos pendientes, y una mala nota en la lucha anticorrupción.Quizá el logro más relevante haya sido la reversión de las expectativas económicas. Varios pensaron que la Presidencia de Ollanta Humala significaría un serio retroceso en el terreno económico, desde los que no votaron por él –en gran parte por ese motivo– hasta los que sí lo hicieron pero conscientes de que, al menos al inicio, se produciría un bache en el proceso de atracción de inversión.No ha sido así. Aún no se ha recuperado la confianza que existía en los gobiernos de los presidentes Alan García y Alejandro Toledo, pero el sector empresarial se siente crecientemente cómodo con la perspectiva del manejo económico de este lustro.Esto es consecuencia del viraje ocurrido en las convicciones económicas de Humala, desde que era candidato hasta ahora como presidente, una vuelta al mundo en solo 180 días.Es un viraje que, en todo caso, fue oportunamente comunicado al elector a través del cambio de ‘La Gran Transformación’ por ‘La Hoja de Ruta’. Los que votaron en la segunda vuelta, al menos, debieron estar enterados de la mutación en marcha.También es positivo que el gobierno haya tenido la voluntad de cumplir algunas promesas de campaña, como la elevación del sueldo mínimo o el impuesto extraordinario a la minería.Asimismo, es relevante que en este medio año el presidente Humala haya mostrado vocación de respeto de las libertades democráticas básicas. Por ejemplo, con expresiones como la observación de la ‘ley mordaza’, la cual hubiera significado un recorte en la libertad de prensa.Hasta ahí lo bueno. Lo malo, por otro lado, es que durante el primer medio año todavía no se observa voluntad de reforma profunda de los servicios públicos cruciales para la calidad de vida de los peruanos pobres: salud, educación, justicia y seguridad ciudadana, un rubro donde el gobierno aún no da pie con bola.Asimismo, es malo que persista la debilidad institucional que se percibe en el gobierno para manejarse con éxito frente a una conflictividad social creciente en las regiones.Finalmente, lo feo: la sensación de que la voluntad del gobierno del presidente Humala para combatir a la corrupción tiene un límite: el de sus miedos y de su propia conveniencia. La impunidad que se le ha facilitado al todavía vicepresidente Omar Chehade es una verdadera vergüenza.Tanto como tener un premier como Óscar Valdés, quien cada día que pasa ofrece señales de que le hubiera encantado ocupar ese puesto en un gobierno de Keiko Fujimori.