Revista Salud y Bienestar
La fe en el masaje es casi tan antigua como el hombre y con sobrados motivos. Nada como los pellizcos, las caricias, la fricción de las manos... para relajar el cuerpo y la mente, disminuir la tensión arterial, aliviar el estrés o ayudar a combatir la ansiedad y la depresión. Y ahora, gracias a una nueva investigación, también combate el dolor de espalda.
Daniel Cherkin, del Instituto de Investigación Grupo Salud de EEUU y autor principal del ensayo reconoce que "los masajes ayudan a la funcionalidad de las personas con lumbalgia, incluso seis meses después de haberse sometido a él".
Se trata de "una de las terapias alternativas más populares para el tratamiento del dolor en cuello y espalda, que representan más de un tercio de las cerca de 100 millones de visitas que anualmente reciben los fisioterapeutas estadounidenses... Las últimas revisiones de estudios científicos han encontrado pocas evidencias de que esta técnica sea efectiva para el tratamiento de la lumbalgia y ningún estudio ha comparado distintas formas de masaje para el alivio de los problemas musculares", comentan los investigadores.
En su ensayo, publicado en el último 'Annals of Internal Medicine', los científicos han comparado la eficacia del masaje relajante (también conocido como sueco y uno de los más extendidos en el mundo) con el masaje estructural en 401 personas de entre 20 y 65 años con dolor crónico de espalda inespecífico de al menos tres meses de duración.
El masaje sueco, que pretende inducir un estado general de relajación incluye effleurage (son movimientos a lo largo y en dirección al corazón), petrissage (sirven para aliviar tensiones y calentar la musculatura, es el primero que se realiza ya que permite que la persona se familiarice con el masaje), presión de puntos o fricción profunda, entre otros movimientos. El estructural es una técnica de integración postural, desarrollado a principios del siglo pasado por Ida Rolf, que mezcla técnicas de masaje profundo y manipulativo.
Todos los participantes, que habían rellenado cuestionarios previos sobre sus síntomas y cómo estos limitaban su actividad diaria, fueron divididos entres grupos: masaje sueco, masaje estructural o cuidados tradicionales (medicación en la mayoría de casos) a lo largo de 10 semanas.
Los datos del trabajo demuestran que más de un tercio de los pacientes que recibieron los dos tipos de masajes reconoció mejoría de los síntomas en comparación con solo uno de los 25 pacientes que se sometieron a la terapia clásica.
A las 10 semanas de tratamiento, dos tercios de los sometidos a la terapia alternativa frente a un tercio de los que siguieron los cuidados clásicos afirmó gozar de una mejor y mayor funcionalidad que antes de empezar el ensayo. Además, los masajeados pasaron menos días en la cama, estuvieron más activos y consumieron menos antiinflamatorios que los que no se sometieron a las técnicas manipulativas.
"Hemos encontrado que el masaje es tan eficaz como otras terapias: ejercicio, yoga, acupuntura o medicación para el dolor de espalda. Pero, además, es más seguro", reconoce el autor principal del ensayo.
Aunque admite que desconoce las "razones últimas por las que el masaje tiene efectos beneficiosos en la lumbalgia, los ciertos es que ambos tipos de técnicas son efectivas para los pacientes".
**Publicado en "EL MUNDO"
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