Revista Diario

Publicidad engañosa

Por Sandra @sandraferrerv
Publicidad engañosaHace unos días estuve en una juguetería. No tengo que decir que nada más entrar, mis hijos se volvieron locos. Suerte que ya saben que a no ser que sea alguna ocasión especial como cumpleaños, santos o Reyes no se compran juguetes. Y es que ya me gasté lo más grande siendo una mamá novata.
Paseándome por la sección de bebés, no pude evitar esbozar una sonrisa y recordar mis primeros meses como mamá buscando desesperadamente un muñeco, carrusel, luz o lo que fuera que hiciera dormir a mi pequeño todas las horas que me habían explicado que debía dormir un niño. Me gasté lo indecible en móviles, muñecos gusano que se les encendía la cara y se parecían más a un marciano que a un muñequito amoroso. Me dio la risa al ver la foto de un bebé totalmente dormido con uno de esos en sus brazos.
Cuando adquirí semejantes artilugios recuerdo que en mi subconsciente pensé que mi niño se dormiría igual. Pues no. Y yo al menos no conozco ninguno que lo haya conseguido. Bueno sí. Cuando mi hijo dejó el pecho se dormía con un conejito de peluche pero... nota al pie: conmigo a su lado hasta que se quedaba frito. Como me fuera de la habitación antes de caer definitivamente en los brazos de Morfeo, tiraba el muñaco por la borda y a llorar a pleno pulmón.
Los muñecos, las lucecitas, aparatejos musicales varios están muy bien pero creo, en mi humilde opinión, que los anunciós de dichos artilujios no se corresponden con la realidad y confunden a las pobres madres (sobretodo primerizas) cansadas, agotadas, ofuscadas y aturdidas con tanta información no demasiado veraz.

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