Una parte demasiado amplia de la publicidad es engañosa. Hasta unos límites que debería ser sancionada, pero de verdad. Tenemos que ser mucho más críticos y menos permisivos con estos comportamientos.
De Actimel (Danone), que lleva años engañando al público hay poco nuevo que decir. Su Lactobacillus casei es una basura, ya mil veces regulado, pero las sanciones no sirven para nada, y les sale a cuenta seguir con la misma estrategia, que copian muchos otros. Si una sanción no cambia el comportamiento de la empresa, ni es ejemplar ni es sanción.
platanos y Vitamina B6
Dicha estrategia es clara, a través de la publicidad consiguen aparentar lo que su producto no es y les sale muy rentable, sin duda.
En la nueva campaña repiten esquema, pero siguen insistiendo en que ayuda a las defensas. Esta vez ¿cómo se han saltado la regla? Pues le han añadido vitamina B6 para ello. Lo cual es correcto, pero nada que ver con su producto ni su bacteria. Y lo que ellos aportan no tiene ningún mérito y además es tremendamente caro.
Como ilustra la imagen sale mejor comerse un platano o similar, y encima mucho más barato. (0.25 céntimos por cada miligramo de vitamina B6 en vez de 2.5 céntimos ¡10 veces menos!)
Y lo mismo aplica a numerosísimos productos similares. No falla, dime de qué presumes y te diré de qué careces. A mucha gente se la engaña, porque tanto anuncio de las defensas hace mella.
La publicidad debería estar mucho más controlada, pero vivimos en la sociedad de las empresas, no de las personas.
Para profundizar en el tema, os recomiendo este genial enlace, donde explica bien el pasado y presente de estos engaños: La verdadera historia del Actimel (I)