Hace un par de meses estuve dos semanas de vacaciones, y entre otras cosas hice una parada en la localidad de Puebla de Sanabria, que aún no conocía. Al llegar allí buscamos un sitio donde soltar el coche. No fue nada difícil, ya que según llegas por la calle principal, que lo atraviesa, ves las señales que te indican dónde está el aparcamiento público, desde el que se ve el meandro que el río Tera forma a su paso por esta población; y después de dejar el coche no se tarda ni dos minutos en llegar caminando al casco histórico.
Qué ver y qué hacer en Puebla de Sanabria
Desde el aparcamiento público, se retrocede de nuevo hasta la calle principal y , siguiendo las indicaciones hacia el casco histórico, no tardaremos nada en encontrarnos con la calle Costanilla, que hace una cuesta bastante pronunciada; podemos empezar nuestro recorrido por aquí mismo, ya que si subimos esta calle hasta el final acabaremos llegando a la plaza Mayor, situada en la zona más alta de la población. En todo su perímetro hay casonas de piedra y tejados de pizarra, la mayoría de ellas con balcones de madera y, cuando fuimos nosotros, aún había en ellos muchísimas macetas con flores, así que la plaza estaba de lo más colorida. Entre otros edificios se encuentra también el del ayuntamiento, muy curioso con sus dos torres puntiagudas a los lados y su tejado de pizarra, algo por otra parte muy habitual en las construcciones de la zona. El ayuntamiento fue construido en el siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos.
También en la plaza Mayor veremos la iglesia de Nuestra Señora del Azogue, que es la patrona de Puebla de Sanabria; el nombre de Azogue viene de la época árabe, en la que la plaza se usaba para montar el mercado. Hoy en día se sigue haciendo, pero no de forma tan asidua como antes; la iglesia original data del siglo XII, aunque de ese siglo quedan ya pocos restos, casi todos ellos en los muros laterales y en la fachada. Una de las cosas más llamativas en el exterior son los capiteles de sus puertas, con motivos decorativos muy curiosos, además de la torre, cuyo estilo, barroco y algo más elaborado, contrasta muy bien con el románico del resto; y en el interior de la iglesia, destacan una pila bautismal del siglo XIII, el órgano del coro, del XVIII, o unas lápidas funerarias que estuvieron ocultas bajo el suelo durante muchos años hasta que se descubrieron durante unas obras de restauración.
Detrás de esta iglesia, prácticamente adosada a ella, se encuentra la ermita de San Cayetano, de estilo barroco y del siglo XVIII. Es muy curioso ver casi juntas estas dos iglesias, porque son totalmente diferentes la una a la otra. Y esta ermita, al contrario que la iglesia, suele estar siempre cerrada porque pertenece a un particular. Si dejamos estos dos edificios a nuestras espaldas, acabaremos llegando al castillo de los Condes de Benavente, que se encuentra en la parte más elevada de la localidad, en una explanada en la que hay un mirador a cuyos pies vemos de nuevo el río Tera. El castillo data del siglo XV, se puede visitar libremente, y en él además de varias estancias y la torre del homenaje, que es lo más destacado del edificio, se encuentran hoy en día la biblioteca municipal y una sala de exposiciones. Aquí también se encuentra, a la entrada, la oficina municipal de turismo.
Si además de ver monumentos sois de visitar museos, quizá no deberíais perderos uno muy curioso que tienen aquí; se trata del museo de gigantes y cabezudos, que alberga las figuras que suelen desfilar por las calles de esta localidad durante las fiestas patronales que tienen lugar en septiembre. Pero sobre todo lo más interesante, para mi gusto, es dedicarse simplemente a callejear por el pueblo y observar las casas de piedra y madera con tejados de pizarra, los balcones, los escudos nobiliarios en algunas de las fachadas, la muralla medieval que aún se conserva en parte… Es una localidad no demasiado grande pero con muchísimas cosas para ver. Y si aún tienes tiempo y te apetece darte una vuelta por las afueras, algunas de las excursiones más típicas son al lago de Sanabria, a la laguna de los Peces, al cañón del río Tera y al centro del Lobo Ibérico, entre otras.
Una excursión sin duda de lo más recomendable.