El Instituto Nacional de Colonización creó a mediados del siglo XX seis pueblos en la provincia que han evolucionado con desigual fortuna. Talavera la Nueva y Alberche del Caudillo son los más prósperos por población.
El alcalde de Bernuy, Rafael Machín, ha despedido estos días a uno de sus hijos que aterriza por trabajo en Madrid.
«Los más jóvenes se van», afirma lacónicamente el representante del medio centenar de habitantes que dar color a esta pedanía de Malpica de Tajo en los meses de invierno.
Hace más de 40 años, este pueblo de laboratorio superaba los 500 empadronados, pero la debilidad del sector agrícola arrastró ya en los años 70 a los vecinos a buscarse la vida en Madrid.
Bernuy forma parte del listado de seis poblaciones de la provincia ideadas en el franquismo para dar casas y tierras de regadío a familias de la zona. Ahora, el porvenir de cada una de ellas es dispar. Frente a Toledo y Talavera, con siglos de apasionante historia, estos núcleos fueron diseñados por completo a mediados del siglo XX.
El equipo de los llamados pueblos de colonización está formado por Bernuy, Alberche del Caudillo, El Bercial, La Rinconada de Tajo, Talavera la Nueva y Las Vegas y San Antonio. Todos ellos son ahora mismo entidades de ámbito territorial inferior al municipio (Eatim) dependientes de distintos ayuntamientos.
La Plaza Mayor de La Rinconada de Tajo. - Foto: Diputación
Los más cercanos a Talavera -Alberche del Caudillo y Talavera la Nueva- destacan por la prosperidad, pero otros, como el mencionado Bernuy, languidecen a pasos agigantados.
El Instituto Nacional de Colonización (INC) se creó el 18 de octubre de 1939 como instrumento de la nueva política agraria franquista, dependiente del Ministerio de Agricultura y que intentaba paliar las consecuencias de la Guerra Civil, como ocurría con el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones.
La estrategia política del Nuevo Estado sustituye la redistribución de la tierra (objetivo de la Segunda República) por una política de colonización basada en la transformación del medio rural (introducción del regadío y aumento de la productividad) que permitiera asentar en pueblos de colonización un campesinado autosuficiente, tal y como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Y prosigue: «La política de colonización desarrollada durante el franquismo tuvo con sus luces y sus sombras una incidencia social, económica, agronómica y paisajística innegable, con resultados diferentes según zonas de actuación territorial».
En total, entre 1940 y 1970, la dictadura construyó más de 300 pueblos de colonización por toda España y más de 55.000 familias obtuvieron casas y parcelas con el control del gobierno. En la provincia de Toledo, optaron por la construcción de seis poblaciones. A cinco kilómetros de Talavera de la Reina, el INC levantó Talavera la Nueva con una orientación hacia la ganadería.
En las postrimerías de los años 50, los colonos obtuvieron parcelas de cuatro hectáreas y media y vacas para el ordeño de leche. «Perdura el origen», comenta a este diario el alcalde, Vicente Sánchez. De hecho, ahora mismo producen a diario unas 50 explotaciones que se abastecen también de los campos del pueblo. El forraje para alimentar a este ganado cubre también los campos.
Además, Talavera la Nueva, que aglutinó en su principio a gente llegada de toda la comarca de Talavera incluidos Navalcán y Parrillas, cuenta con un pequeño polígono industrial y, sobre todo, vive amarrada a la cercanía, a apenas cinco kilómetros de distancia, de Talavera de la Reina, su ayuntamiento. Así, mantiene un empadronamiento de 1.500, el doble que en sus orígenes, alimentado con familias procedentes de Mejorada, Segurilla o San Román de los Montes, e incluso la comarca extremeña de La Vera.
La Rinconada de Tajo y Bernuy encabezan el polo contrario. «El porvenir es negro», sentencia el alcalde del primer pueblo, Antonio Andreu. «Sólo hay trabajo en el campo. Y lo trabajan cuatro», abunda sobre el modo de vida de los 101 empadronados. Apenas una veintena aún no han cumplido los 55 años.
Él, por ejemplo, tiene 57 años y nació en este núcleo dependiente del Ayuntamiento de La Puebla de Montalbán. Vive precisamente en La Puebla y trabaja en Madrid. «No tengo tiempo literal», dice por lo ajetreado de ser también alcalde de La Rinconada, una pedanía donde sólo hay terreno rústico sin la posibilidad de suelo industrial. «No se puede contar con industria. No se puede hacer nada», lamenta.
La pedanía de Las Vegas y San Antonio, dependiente de La Pueblanueva, aventura también «un futuro oscuro» para estos dos núcleos separados por 2,5 kilómetros de distancia. Los 200 habitantes tienen una media de edad alta, pues los jóvenes residen en La Pueblanueva o en Madrid por trabajo.
El alcalde, Roberto Bonilla, subraya que la parcelas no se pueden dividir a día de hoy, por lo que los descendientes de la familia se tienen que repartir entre todos los terrenos. «Si son cinco hermanos, ¿qué van a hacer con una hectárea», se pregunta.
Los campos de estos núcleos ya no producen fruta ni verdura, aunque sí cereal. Y con la corriente de La Pueblanueva, Las Vegas y San Antonio tienen en funcionamiento más de una decena de granjas de porcino. No obstante, el alcalde ve un horizonte paupérrimo: «Cuando fallezca la gente, las parcelas quedarán medio abandonadas».
En abril, la ciudad de Badajoz albergó el décimo Congreso Docomomo Ibérico, organizado por una fundación dedicada a la documentación y conservación de la arquitectura del movimiento moderno en España y Portugal.
Varios de los 61 pueblos de colonización extremeños firmaron una declaración por la que se comprometen a revitalizar el patrimonio arquitectónico de estas poblaciones, a la espera de que la iniciativa cunda en otras españolas ante el riesgo de despoblación.
Alberche del Caudillo mantiene una población notable con alrededor de 1.500 habitantes, la mitad que la población del ayuntamiento del que depende, Calera y Chozas. Las dos últimas décadas ha recibido a numerosas familias jóvenes por la influencia de la cercanía con Talavera, a apenas 10 kilómetros de distancia, y por la creación de dos urbanizaciones que flanquean al núcleo urbano creado en 1957.
Además, cuenta con una empresa de cierta envergadura. Aun así, hay vecinos que se dedican todavía a la agricultura y a la ganadería. Por lo tanto, Alberche del Caudillo sí prospera, como Talavera la Nueva, 61 años después de la creación.
El Bercial, con 400 habitantes, conserva mucha ganadería y agricultura, aunque se ha pasado al maíz y la alfalfa, en vez de al algodón, el trigo o la cebada del origen.
J. M. - lunes, 17 de septiembre de 2018https://www.latribunadetoledo.es/Noticia/ZE4087403-EEA3-36C4-54EF39913649CD61/201912/Pueblos-de-colonizaci%C3%B3n:-entre-la-vida-y-la-muerte&version;
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