por Pedro Amador
Cuando se plantea esta pregunta casi todo el mundo te dice… “¡no, no, no, la gente no cambia!, es mejor que cambies tú para que todo cambie”. Lo cual todo sea dicho, es una contradicción, porque aunque cambies tú, puede que nada cambie a tu alrededor. ¿Entonces? ¿Qué es lo que pasa realmente? Que la gente no cambia es una creencia que merece la pena destronar. Prefiero hablar desde mi experiencia, pues me podrá comentar quien quiera, pero no contradecir mi propia existencia.
Sí, la gente cambia. Lo digo porque soy el primero que ha cambiado, y mucho. Ahora bien, la pregunta es, ¿cuándo, cómo, qué, dónde y por qué cambia? Me gustaría compartir las siguientes ideas:
- Cuándo: pues siento que la gente tiende a cambiar cuando no queda más remedio. A mí me tocó sufrir un accidente y obviamente me tuve que replantear la vida de cero. Ahora que estamos en crisis es una excelente oportunidad para el cambio (la palabra crisis significa también oportunidad). He oído muchas veces que existen cambios habituales en la adolescencia (a eso de los 18 años), a los cuarenta y a los sesenta, pues son hitos importantes en la vida de todo ser humano y muchas veces un buen momento para replantearse las cosas. En mi caso, he tenido grandes cambios a mis 16, 24, 29, y 36 años, por mencionar algunas cifras.
- Cómo: ¿poco a poco?, ¿lentamente? Encuentro que la gente evita los cambios, y no digamos cuando son varios a la vez. Nadie me entiende cuando digo que en varias ocasiones en mi vida he hecho el triplete de cambios estresantes: mudarme, cambiar de trabajo y de relación de pareja. A la gente le gusta cambiar poco a poco, y según el grado de madurez, compruebo que algunas personas son receptivas al cambio y otras son puros fósiles.
- Dónde: buena pregunta… y no se me ocurre mejor respuesta que… ¡dónde te pille!
- Qué: todavía mejor pregunta. Me gusta pensar que nuestros valores (nuestra materia prima), no suele cambiar, se suele moldear. Pero sí es verdad que muchas veces tenemos ocultas ciertas formas de ser que aparecen con la edad, o que simplemente se apagan. A los coaches les encanta decir que más que cambiar lo que se hace es modelar. Bueno, sobre gustos no hay nada escrito.
- Por qué (o para qué): aquí viene la pregunta para los expertos en filosofía, pues toca el sentido y propósito del cambio. Mi única respuesta es bien sencilla: “el cambio es evolución”, y no evolucionar puede suponer la caída de la especie. Pero claro… quizás haya mucho que debatir al respecto, porque aquí está la esencia para comprender mejor el valor para empezar un cambio, y la motivación y compromiso para no decaer hasta conseguir el resultado deseado.
Ahora les invito a meditar cómo eran veinte años atrás. ¿Verdad que han cambiado en muchas cosas? También les invito a pensar cómo eran hace cinco años, ¿verdad que han cambiado alguna cosilla? Por último, me gustaría que se vieran a comienzo del año 2011, ¿alguna cosa ha cambiado su actual manera de vivir?
Bueno, cada persona es un mundo… ¡bienvenido sea el cambio!
Autor Pedro Amador
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