Revista Filosofía

¿Puede la mentira sostener?

Por David Porcel

Una manera de acercar el cine clásico a los chavales de nuestra generación es mediante la filosofía, sin ninguna duda. Y ahí andamos, fraguando un proyecto en el que los alumnos, a un tiempo, vean cine clásico y reflexionen sobre las cuestiones más arduas y vitales que han abierto la filosofía. Y reviendo el otro día Vértigo, la de Hitchcock, con James Stewart y Kim Novak, reparé que, también, puede leerse como la historia de dos personas que lo acaban perdiendo todo por haber soportado sus vidas en la mentira y el engaño: él, por una forma de autoengaño y querer dar vida a lo que en el fondo sabía no podría revivir; ella, por no sincerarse con él desde un principio y esperar a ser amada sin contar con su perdón. ¿Puede el engaño, o el desconocimiento, soportar una relación? ¿Pueden las relaciones humanas sostenerse en la desconfianza y la ficción? ¿Pueden teorías, sistemas y puentes construirse sobre ideas y cimientos que no sean firmes? ¿Es la firmeza condición de duración y sostenibilidad? ¿Es la mentirá sostén? ¿Es la mentira camino? ¿Es la mentira peldaño hacia otra mentira? Porque el caso es que nuestra tradición ha pensado que la verdad sostiene, comulga, reúne, y que la mentira no hace sino separar.

¿Puede la mentira sostener?

“Una de las grandes complicaciones que plantea la película –como su la complicación no fuera suficiente- tiene que ver, dada toda esta situación y falsa autopresentación, con “quién es la mujer” de la que Scottie se enamora y qué consecuencias se siguen de la casi imposibilidad de distinguir lo real de lo aparente en esta y tal vez en muchas relaciones importantes semejantes. Ahora bien, el desconocimiento en diversas formas en general (de la ignorancia a ser engañado, al pensamiento fantasioso, al autoengaño) es algo parecido a una condición necesaria de la posibilidad del mundo cinemático de Hitchcock. Ningún otro director es tan capaz e intuitivo al explorar cinemáticamente en qué consiste vivir en, y soportar, ese estado de profundo desconocimiento, así como al describir los grandes riesgos que esperan a cualquiera que desafíe la complacencia cotidiana, la confianza fácil en que las cosas son en buena medida lo que parecen. Esa confianza fácil, que no reconoce ni aprecia la profundidad del desconocimiento, está también llena de riesgos, el mayor de los cuales es un moralismo estrecho suficiente como para pasar por una especie de ceguera.” (Robert B. Pippin, Hitchcock filósofo)


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