Revista Comunicación
Me gustaría poder responder a esta pregunta pero todavía no es posible. Lo que sí les puedo decir es que Twitter, la conocida red social de los mensajes de 144 caracteres, puede ser útil para mejorar la divulgación científica. Les pongo un ejemplo reciente, el astronauta Chris Hadfield, comandante de la 35ª misión de la estación espacial internacional. En el tiempo que ha estado en el espacio ha mandado a la tierra fotos todos los días que su hijo incorporaba a su perfil de Twitter, permitiendo que la visión de la tierra desde el espacio fuera disfrutada casi en tiempo real por cientos de miles de personas. El millón de seguidores en Twitter y su difusión por blogs, prensa y distintos medios ha conseguido una visibilidad del proyecto de la Estación Espacial sin prededentes. Les puedo decir que era muy agradable recibir diariametne imágenes del espacio de un astronauta que está, literalmente, dando vueltas sobre nuestras cabezas.
Hace cuatro años empecé a usar la etiqueta (hashtag) de twitter #parapacientes para avisar a mis pacientes de cambios de agenda o demoras en la consulta tal y como mi amigo Fernando Casado hacía con los suyos. Poco después descarté esta idea y me centré en emitir mensajes saludables a población general sean o no pacientes mios. Al ser una etiqueta pública muchos otros han empezado a usarla. Es un pequeño ejemplo sin ninguna pretensión para ilustrar lo fácil de usar que es esta herramienta. Admito que será imprescindible evaluarla para ver si tiene alguna utilidad.
La pregunta que hay detrás del título del post de hoy sigue abierta: ¿Seremos capaces de usar las tecnologías de la comunicación y la información para generar salud?