- Qué cosas podrán decidir y cuáles no. Por ejemplo, es inegociable la hora de acostarse, ir o no ir al cole, o los hábitos y rutinas de comidas, baños y otras medidas higiénicas (lavarse las manos o los dientes), u otras medidas que pongan en riesgo su salud.
- Concretar las opciones. En el caso de que puedan elegir sobre la comida es importante dar un par de opciones que previamente habremos pensado, por ejemplo ¿Qué quieres de postre, fruta o yogur?
- Dar cierta libertad dentro de unos límites claros y establecidos.Nuestros hijos pueden no querer vestirse del modo que les hemos elegido nosotros la ropa y si no es algo muy extravagante lo que quiere ponerse, no hay ningún problema en que escoja él la camiseta o el vestido de ese día.
- No obligar si no quiere decidir.
- No excedernos en las alternativas y dejar que decidan absolutamente todo ellos. Pensemos que son pequeños, muy pequeños todavía y que podemos saturarles si les dejamos decidir en todo momento, no están acostumbrados a ello y necesitan de nosotros para que les acompañemos en el camino de hacerse mayores. Poco a poso. No agobiemos ni sobrecarguemos a nuestros hijos con la responsabilidad de estar decidiendo en todo momento.
Revista Infancia
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