Revista Educación

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Por Siempreenmedio @Siempreblog
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Este post, con este título, podría ir perfectamente sobre Facebook. Qué absurda es una red social en la que solo ves a tus contactos después de varios minutos de desbroce de publicidad y espectacularmente desacertadas "Sugerencias para ti". Pero lo cierto es que gracias a Facebook he descubierto una asociación, una iniciativa y unos colaboradores que me han abrazado por dentro. A la altura del abdomen.

ACEIIO es la Asociación Canaria de enfermos y familiares de Enfermedad Inflamatoria Intestinal y Ostomía. Desconocía su existencia por los motivos que normalmente tiene uno para el desconocimiento de enfermedades: no las padeces tú ni nadie que conozcas. Pero el pasado 20 de abril, un post suyo en Facebook asaltó mi muro. Se hacían eco de la adhesión a una de sus iniciativas de "uno de los mejores restaurantes de La Orotava". Y ese restaurante (excelente, doy fe) amplificaba el eco. La iniciativa: una pegatina, bien visible, que reza PUEDES ENTRAR. Dos palabras cortas que equivalen a treinta páginas repletas de apoyo, aliento y palmadas en la espalda. El alivio enorme de encontrar, fuera de casa, alguien que quiere ser parte del hogar. Una bofetada a la agresividad manifiesta del "Baño exclusivo para clientes".

Porque yo tengo colon irritable. Autodiagnosticado, eso sí, pero con años de evidencias. Y he transitado por este mundo hostil con ese mismo colon enfadado. He visto baños que no creerían. He hecho cosas que no querrían saber. Y no sabrán. Me sé trayectos seguros de memoria. Tengo pesadillas con los inseguros. Divido mis recuerdos entre aquellos momentos en que tenía ganas incontrolables de cagar y aquellos en que la vida me sonreía y todo era normal. Conciertos, viajes, fiestas, en los que lo importante era la música, el lugar, la compañía, y aquellos en los que no. Me he cagado (permítanme la metáfora irónica) en la guagua, el metro, el tren de cercanías. He dejado de hacer infinidad de cosas que me apetecían por hacer lo único que me apetecía aún más: estar tranquilo.

Óscar y Sara, dueños de "Dios los cría y el viento los amontona", me han dado ese abracito virtual, a la altura del abdomen. Ellos, que son amigos y también me dan abrazos de verdad, han demostrado que no pueden parar de ser buenas personas. Ellos, a los que no necesito darles explicaciones para que me abran las puertas, incluidas las de su baño, te dicen que tú también puedes entrar. Gracias, ACEIIO, y que cunda el ejemplo, carajo.

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