Yo, que soy joven —insultantemente joven— no recuerdo el discurso, sino apenas los chascarrillos de la frase en cuestión. Lo que sí recuerdo con nitidez es la fortaleza que tenía la palabra promesa. Era algo casi solemne. La persona que prometía empeñaba su honor o dignidad. Si alguien prometía algo, era porque lo iba a cumplir. Desde tu compañero de pupitre hasta el mismísimo Presidente del Gobierno. Eso era antes, cuando la sociedad en general, y los políticos en particular, tenían principios.
Pero estos políticos actuales, que no tienen moral ni decencia, han prostituido la palabra promesa, y la han convertido en algo vacuo. En una patochada. Así, esta gentuza ha realizado acciones que no prometieron, o lo que es peor, prometieron no hacer, como la subida del IVA, los recortes en Sanidad y Educación... Y sin embargo incumple justo lo que había prometido, como la retirada de la lay del aborto. Han triturado el Estado del Bienestar, y no ha pasado nada. Han arruinado el país con una deuda de más de un billón de euros, y no ha pasado nada. Tienen a varios miembros de su partido imputados por causas gravísimas, y sigue sin pasar nada... Pero esta semana han cruzado una línea infranqueable: Han atacado la moral y la ética cristiana por intentar arrancar un par de votos del partido opositor, despreciando su verdadero nicho de votos. Sin los votos cristianos, ¿quién va a votarles en las próximas elecciones?Piensen.
Sean buenos.Permítanme dedicar la canción regalo de hoy a mi maravillosa mujer. Hoy hace doce años que cometió la bendita locura de casarse conmigo... Desde entonces soy el tipo más afortunado del mundo. Siempre he pensado que no es una mujer, sino un MO-NU-MEN-TO. Por eso la canción no puede ser otra: All I want is you, Todo lo que quiero eres tú. Disfruten. Es U2
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