Hay que ver, esta etapa está llena de palabrejas feas: puérpera, loquios, entuertos...Y haciendo honor a su nombre feo, no es una etapa precisamente fácil. Volví a casa del hospital muy contenta y animada, pero el cuerpo no me ha acompañado y están siendo días un poco difíciles.
- La primera semana, de puro agotamiento, no podía dormir. Cerraba los ojos, estaba destrozada, y sin embargo no dormía. Daba cabezadas pero no descansaba.
- Los puntos de la episotomía molestaban un poco, pero lo peor es el dolor que vuelvo a tener en la zona del sacro. Por la luxación del coxis en mi primer parto. No sé si con este segundo parto ha ido a peor, pero me duele, más incluso que la primera vez. Y me lleno de desánimo porque no tiene mucho remedio, hay que aguantarse... Y es un dolor continuo...
-La anemia me tiene sin fuerzas. Y ya me ha dicho el médico que aunque esté tomando hierro por via oral, no es la panacea, y que la anemia no se pasa de un día para otro, que puede ser largo. Empiezo el día con muchas ganas, pero por la tarde mi cuerpo no da para más...Así que vuelve el desánimo.
- El Chiquinini, que había librado todo el otoño sin ponerse malito (increíble!) ha caído. Justo ahora. El pobre está hecho polvo y nosotros con miedo de que se lo pegue a la niña. Así que doblemente preocupados ( y estresados).
La niña es afortunadamente muy "buena", y aunque de momento reclama teta con mucha frecuencia, entre las tomas duerme estupendamente. Nada que ver con los primeros días y meses del Chiquinini. Así que me animo, me "vengo arriba", quiero recuperar una actividad más o menos normal cuanto antes. Pero no puedo...
Y luego está la parte que prefiero obviar, todos los comentarios que ya no recordaba, y que con tanta celebración familiar como se aproxima van a ser repetidos y repetidos. Que si no la cojas tanto, que se acostumbra, que si dejála llorar un poco, que si dale el chupete, que si no la puedes tener todo el día en el pecho, etc. etc. Todo el mundo sabe y todo el mundo opina. Paciencia, necesito paciencia...