Estimados lectores, comparto con ustedes un nuevo poema que gira en torno al problema del silencio y la palabra. Espero sea de su agrado.
Soy un ser
castigado a la palabra,
hasta mi silencio
requiere de ella.
Por ejemplo, mis "te quiero".
Si los callo,
no sabrías.
Si los digo; en cambio,
se banalizan.
Pero la palabra
también necesita
de los vientos del reposo
o sería insignificante:
El sentido
nace con la pausa.
El ser y el no ser,
en ese sentido,
no son ya un dilema
sino una misma unidad.
Por eso, esta vez, no optaré por la puerta
sino por la entrada
aquella en la cual me esperas tú
con tus versos
urdidos de besos.