No sé por qué, cada cierto tiempo, me da por fotografiar puertas.
Puertas…
Podría darle semiótica-psicológica a esta “fijación” y decir que “La puerta simboliza el lugar de paso entre dos estados, entre dos mundos, entre lo conocido y lo desconocido, la luz y las tinieblas, el tesoro y la necesidad. La puerta se abre a un misterio. No solamente indica un pasaje, sino que invita a atravesarlo. Es la invitación al viaje…” pero, honestamente, creo que simplemente me gustan las puertas…
La puerta es tan antigua como las primeras construcciones. Durante el Imperio Romano , cuando se fundaba una nueva ciudad, se procedía a trazar su perímetro mediante un surco portando un arado .El surco trazado era inviolable (menos por la zona de la puerta!). Debido a que la gente debía poder entrar y salir, era necesario dejar segmentos del perímetro sin trazar, para lo cual se portaba el arado unos metros para determinar el acceso a la ciudad. Posteriormente, al erguirse los muros perimetrales de las ciudades, el segmento en el cual se había alzado el arado adquiría las características de lo que hoy llamamos puerta.
Con el desarrollo de las primeras hachas de hierro que permitían la tala de árboles y su manipulación para conseguir trozos de madera a medida, comenzó la era de las puertas tal y como ahora las concebimos. Las hachas primitivas fueron encontradas en Palestina en el 700 a. de C.
Ahí no es nada.
Las ciudades chinas tenían cuatro puertas cardinales. Por ellas se expulsaban las malas influencias, se acogían las buenas, se recibía a los huéspedes y se regulaban las horas del día.
Los pórticos de las iglesias y los templos son la abertura del peregrinaje sagrado. Resumen el simbolismo del propio santuario que es la puerta del cielo.
Hay muchísimas puertas maravillosas por ahí…
(lo de los gatitos era inevitable pero…están en una puerta)Y acabo con la típica cita célebre de la puerta:
Cuando una puerta se cierra, otra se abre, pero a menudo vemos tanto tiempo y con tanta tristeza la puerta que se cierra
que no notamos otra que se ha abierto para nosotros.
(Alexander Graham Bell)