Revista Cultura y Ocio

"Puerto escondido" de María Oruña. Primero de los libros de esta serie

Publicado el 26 julio 2018 por Juancarlos53

Muchas ganas tenía de echarle la vista encima y prestar la debida atención lectora a las novelas de María Oruña. Tras leer un sinfín de reseñas positivas de las mismas, decidí comenzar por la primera, "Puerto escondido", y desde ya digo que me ha parecido una lectura muy entretenida.

María Oruña es una joven escritora nacida en Vigo en 1976. Según confiesa en su página web se inició en la literatura en 2015 con una novela, "El arquero", de temática jurídico-laboral, muy próxima a su campo profesional: abogada laboralista y mercantil. Dos años más tarde aprovechando un cambio en su situación laboral escribe su primera novela, "Puerto escondido", que acabo de leer. Desde el primer momento esta novela recibe innumerables elogios por parte de la crítica especializada y de las RR SS. En seguida, "Puerto escondido" es vertida a otros idiomas (alemán, francés, catalán...).

Tras el enorme éxito que conoce esta novela negra María Oruña en sus dos novelas siguientes -"Un lugar a donde ir", 2017; y "Donde fuimos invencibles", 2018- retoma al personaje de Valentina Redondo y su equipo de investigación así como el escenario de Cantabria para construir nuevas historias de misterio e indagación policial con estos y otros personajes nuevos. Todas las entregas de esta serie denominada "Serie de los libros del Puerto Escondido" han sido recibidos con enorme éxito por parte de crítica y público hasta el punto de que María Oruña compatibiliza profesionalmente su profesión de abogada con la creación literaria.

"Puerto escondido" transcurre en diversas localidades cántabras: Santillana del Mar, Cóbreces, Comillas, Suances, Santander, la Tablía, Hinojedo, Astillero... Que una gallega de nacimiento y de residencia sitúe sus novelas en Cantabria se debe al enorme aprecio que la autora tiene por toda esa región de la que es natural su padre y a la que desde niña visita con frecuencia.

La historia se inicia con el descubrimiento fortuito durante la remodelación de una casa de campo de los restos momificados de un bebé recién nacido. Estamos en 2013. El hallazgo de estos restos humanos remueve las conciencias y los recuerdos de no pocos habitantes de los lugares por donde transita la novela. Dichos recuerdos llevan a uno de ellos a escribir un diario -no queda muy claro si el diario se escribe en coincidencia con los hechos del pasado que allí se relatan o si, por el contrario, más que un relato es una especie de confesión de lo acaecido en ese pasado pero escrita desde el momento actual- que se alterna en la estructura de la novela con la trama de la investigación policial que lleva a cabo la Teniente Valentina Redondo y su equipo de la comisaría santanderina donde trabajan: el sargento Riveiro, el subteniente Sabadelle y los agentes Roberto Camargo, Marta Torres y Alfonso Zubizarreta. Estos seis personajes -sobre todo los tres primeros- serán los encargados de desentrañar la identidad del bebé emparedado hace más de cincuenta años en Villa Marina, una casona de Suances propiedad de Oliver Gordon a quien le ha llegado por herencia. También el equipo de la Teniente Redondo deberá aclarar el porqué de una serie de asesinatos, suicidios y atentados que suceden a partir del truculento descubrimiento del bebé momificado.

La trama que se desarrolla en las 18 entregas que forman el la propia Diario tiene otros personajes (la familia de los Fernández formada por Benigno que perdió a su esposa y a uno de sus hijos durante la guerra. Benigno se casará al acabar la contienda con Amparo con quien tendrá descendencia que vendrá a sumarse a la de su primer matrimonio del que le sobreviven David, Jana y Clara. Junto a estos personajes centrales muchos otros hay en esta trama cuyo narrador la presenta en primera persona dirigiéndose a un 'tú' innominado que bien podría referirse a alguien presente en el propio relato, quizás teniente Redondo de la Guardia Civil, o, por qué no, al mismísimo lector. En un momento dado recurre a un impersonal vocablo que ha llamado mucho mi atención: "Dime, humano, ¿crees que sería el destino?" (pág. 290)

Muchísimos son los nombres y filiaciones de estos personajes: doctor Carlos Viesgo; los Pereiro, marido y mujer, guardeses de la casona de los Ongayo y que vivían en Villa Marina; los Chacón que residían en la casa azul de Ubierco donde trabajó como criada la propia Jana Fernández; los amigos de David Fernández: Pedro Ballesta y Braulio; la pareja de Oliver Gordon, Anna Nicholls; etc. Precisamente es este personaje, Oliver Gordon, la crujía sobre la que pivotan las dos tramas.


Es, pues, como se ve, un número grande el de los seres que pululan por la novela. De ellos sólo algunos ( Valentina Redondo, Riveiro, Sabadelle, Clara, Jana, la forense Clara Múgica...) están completamente diseñados en personalidad y desarrollo psicológico. Otros quedan a veces algo desdibujados y como algo traídos por los pelos: pienso, por ejemplo, en Marina de la Vereda Bárcena (espía francesa y cazanazis), amiga de Jana Ongayo; o en los actuales habitantes de la casa de los Chacon ( Izan Saenz y su mujer Berta).

Me ha gustado mucho de esta novela el ritmo mantenido que María Oruña da a las dos historias. En especial me ha encantado el que los capítulos que cuentan la historia en el momento actual estén encabezados por citas muy diversas: de escritores e intelectuales como Ortega y Gasset, Pérez Galdós o Fernando Pessoa; de diálogos cinematográficos como el mantenido por Hanníbal Lecter y Clarice en la película "El silencio de los corderos" o el discurso pronunciado por Tyler Durden (personaje encarnado por Brad Pitt) en "El club de la lucha"; e incluso por personalidades pertenecientes a parcelas no artísticas y tan distantes entre sí como Albert Einstein o Chavela Vargas.

Pienso que las anteriores citaciones sirven para ligar en la mente de los lectores el relato de ficción que la novela es con la realidad, presente en forma de verdad científica, artística o meramente proverbio popular. Y por si esto fuera poco, la escritora en las secciones Agradecimientos y Curiosidades finales se esfuerza por aclarar la fuerte imbricación existente entre algunos de los sucesos novelados y la realidad en que ella se inspira. Todo esto nos recuerda que la imaginación de los escritores -escritora en esta ocasión- se nutre de todo lo vivido por éstos, bien en forma de suceso real vivido o escuchado, o en forma de conocimiento científico, literario, cinematográfico... aprendido.

Quiero señalar tambiénlo interesantes que me parecen los títulos y referencias musicales que están esparcidos por la novela. Siendo esta introducción de elementos musicales dentro de la narración algo muy frecuente en la novelística actual, me parece un enorme acierto por parte de la autora no pretender hacer una BSO de la novela sino simplemente usar estos temas como un elemento más para construir la psicología del personaje. Así, la Sra Ongayo escucha a Carla Bruni (" Quelqu'un m'a dit"); la Tte. Redondo en su coche oye " Black to black" de Amy Winehouse o " No importa que llueva" de Efecto Pasillo; y otros momentos narrativos se encuadran bajo los primeros acordes de " Carmina Burana" o escuchando alegres temas como " Over my shoulder" de Mike & The Mechanics o el " Demons" de Imagine Dragons.

Otros aspectos que querría destacar en el relato son:

  • El sentido del humor que la autora demuestra introduciendo en no pocas ocasiones ese beneficioso distanciamiento que el ingenio y la ironía procuran. En especial esta sana separación intelectual la practica Oliver Gordon quizás por sus raíces inglesas y en algunos momentos aunque como arma de doble filo por la teniente Redondo en su no siempre amable relación con el machista del subteniente Sabadelle.

  • El color local que tanto contribuye, al menos en mí, a hacer la lectura agradable. Las zonas de Cantabria que en el momento de 2013 o en el pasado de los años cuarenta y cincuenta soportan las correrías de los diversos personajes están magníficamente descritas y presentadas. Este color local se patentiza en multitud de ocasiones. Un ejemplo:

"Riveiro ya empezaba a necesitar, con urgencia, una dosis de cafeína. [...] Había tomado como provisión un café con leche caliente para llevar y un par de sobaos que su mujer compraba siempre en Casa Borona, en Torrelavega. " (pág. 117)

    Elementos de la cultura popular especialmente del mundo del cine utilizados como referentes en imágenes y símiles. Así Oliver Gordon es a ojos de Valentina Redondo " un Richard Gere uniformado en 'Oficial y Caballero' " (pág. 21). Y otras veces en las citas que preceden a no pocos de los capítulos. Son muchas pero ejemplificaré con una que me ha gustado especialmente:

"No debes descubrir el pastel, amigo mío... hazte pequeño. Debes ser el paleto. El tullido. El tarado. El leproso. El bicho raro. Mírame... a mí me has subestimado desde el primer momento.

Al Pacino interpretando al Diablo,

dirigiéndose al jefe de un bufete de abogados.

(Pactar con el Diablo, 1997) "

    Interesantísimas técnicas criminalísticas son las que se citan y usan en el relato para desentrañar las misteriosas muertes que suceden en esta novela más detectivesca y gótica que negra. Así se habla de la prueba Walker utilizada para detectar si un arma ha sido disparada y por quién (" Se hace para detectar la cantidad [...] de nitritos alrededor del orificio de entrada del proyectil y en la ropa de la víctima .[...] cada vez que se dispara un arma de fuego se desprende nitrito de potasio "); o de las peculiaridades que presenta el lóbulo frontal del cerebro de los psicópatas (" En ese lóbulo se registran las inhibiciones y represiones que a todos, en general, nos impiden matar y cometer actos violentos [...] Los psicópatas tienen la materia gris más reducida en el córtex anterior prefrontal del cerebro. "); o cómo el cuerpo de un recién nacido carece de flora intestinal (" los cuerpos de los recién nacidos son una de las pocas excepciones al proceso normal de descomposición. Carecen de flora bacteriana interna, que es lo que genera gran parte del proceso de putrefacción "): o...

Yo de esta novela de María Oruña que inicia la serie de Los Libros del Puerto Escondido, como se habrá visto, sólo puedo decir bondades. Inicié su lectura poco antes de un largo viaje con la idea de aparcarla durante el transcurso del mismo, pero fue tal la atracción que ejerció sobre mí que me fue imposible detenerla, de modo que el libro me acompañó durante las tediosas horas de viaje en avión y en autobús. Jamás agradeceré bastante a la escritora gallega la ayuda que su novela me proporcionó pues lo que habrían sido horas muertas y perdidas se me transformaron gracias a ella en deliciosos momentos siguiendo las evoluciones de Valentina Redondo y demás personajes.


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