Llegué junto con Cata, una chilena de humores cambiantes y el suizo Sev a este pueblo playero fronterizo de Panamá. En el bote de ida desde Capurgana estábamos gozando por entrar a Centroamérica y nuestros ojos se llenaban de felicidad con el paisaje caribeño. En el control militar de Panamá los militares fueron verdaderamente hostiles, contrarios al control migratorio de Colombia. Allí nos hicieron sacar la ropa de las mochilas, tirarlas al piso y mientras tanto me preguntaban sobre la yerba mate argentina pero no con interés sino con... como explicarlo, cierta violencia.
No todos en Puerto Obaldia fueron hostiles.Sellar el pasaporte. Una tarea tan fácil y tan difícil.Llegué a migraciones en Puerto Obaldia, paso obligatorio para entrar a Panamá por ese camino alternativo que había escogido, para sellar el pasaporte. Llegados a las 10 de la mañana nos encontramos con que nadie había allí. Esperé pacientemente, junto con mis compañeros de viaje y otros que estaban allí en el mismo estado que yo. No fue sino hasta una hora (o mas) después que llegó el trabajador migratorio. Al segundo se volvió a ir y nos dejó esperando otra media hora bajo el sol. Por último volvió, cerró la pequeña oficina de migraciones con candado y se fue ignorando nuestrros ruegos para que nos sellara el pasaporte y poder irnos ese mismo día al archipiélago de San Blas. No, son muchos y no tengo tiempo, nos había dicho causando la furia de todos los presentes.Se escapó mientras lo perseguíamos. Yo le hablaba con mucha educación esperando que mi amabilidad lo sensibilizara, tarea que me fue imposible lograr. Finalmente ocurrió lo que temía: nos hizo quedar un día mas en ese pueblo que, debido al bruto recibimiento y a que carece de atractivo (mas allá del Caribe que lo rodea), no nos interesaba en lo mas mínimo. No quería pagar hostel y satisfacer lo que creíamos era su mercenario cometido, así que me fui con unos motoqueros argentinos que estaban viajando de Argentina a México a dormir en las gradas de una cancha de fútbol.
Al día siguiente sellé el pasaporte y solo faltaba arreglar con el capitán de un bote para que nos llevara a Panamá.
Arreglar el bote a Panamá. Una tarea tan fácil y tan difícilArreglar con el bote que va desde Puerto Obaldia a Panamá también fue tarea difícil y engorrosa. Con mercenarios y deshonestos no se puede hablar, me consolaba un ex soldado colombiano que se dirigía a Panamá a trabajar. Arreglamos el bote por 100 dolares y me controlé para no trompearme con el capitán que me exigía salvajemente que me pusiera un salvavidas que NO tenia, ni me había dado. No quedaba claro si queria que lo fabricase con mis propias manos o que utilizara un salvavidas de nueva generacion: el invisible. Para colmo de males, esto ocurrió luego de esperarlo varias horas hasta que se dignó a cumplir con su parte del trato: llevarnos a Panamá. Ni hablar de como interactuaba con la gente apurandola como si alguno de nosotros hubiese tenido la culpa de que el se hubiera retrasado mas de dos horas del horario de salida.
Si bien no todo mundo había sido hostil con nosotros ese lugar fue una premonición a un país donde, al menos yo y varios, sentimos que el turista no es bienvenido. No en comparación con la cálida Sudamérica, ni ningún otro lado al que había visitado en mi vida. Con varios hablaría luego y concordaríamos en un detalle no menor: Panamá y su gente no eran amables y para colmo se veían opacados por ser vecinos del país mas hospitalario de Sudamérica, Colombia.Un tropezón no es caída, me dije optimista. Ahora me tocaba conocer una de las increíbles islas del archipiélago de San Blas.
Condiciones para sellar el pasaporte de entrada a Panamá en Puerto Obaldia
- Tres fotocopias del pasaporte (que en la isla sale 0,25 dólar cada una)
- Tarjeta de crédito o 500 dolares para demostrar solvencia económica.
- Un pasaje que indique que no te vas a quedar en Panamá. Puede ser un pasaje internacional de cualquier país a país, por ejemplo. Como el viajero común no lo tiene solo toca falsificarlo.