Es conocida en los Estados Unidos como Madre de los Derechos Civiles por su liderazgo en ese movimiento en la década de los cincuenta del pasado siglo, pero no se supo -hasta ahora- que también encabezó acciones contra la violencia sexual de las mujeres negras y que uno de sus puntos de partida fue una experiencia propia.
Antes del acontecimiento que le dio un lugar en el movimiento antisegregacionista y antirracista en el Sur de su país, cuando rehusó en 1955 cederle su silla en el bus a un hombre blanco, Parks había sufrido un intento de violación en manos de otro hombre blanco.
n un recuento de seis páginas, escrito de su puño y letra, la activista describe el intento de violación sexual de la que fue objeto en 1931, perpetrado por un vecino al que ella le limpiaba la casa. Narra que el sujeto le ofreció un trago que ella rechazó.
"Se sentó junto a mí, poniendo sus manos en mi cintura. Me dio miedo, más bien pánico y pegué un brinco que lo sorprendió. Me dijo que no tuviera miedo, que yo le gustaba y que no quería que yo estuviera sola y que fuese dulce con él. Me sugirió que tenía dinero para pagarme por las atenciones que le diese…" Parks logró salirse de la situación, pero la cólera y el disgusto permanecieron en ella, según narra en su ensayo sin publicar.
El documento original se encuentra actualmente en una colección de cientos de sus objetos personales en un almacén de la empresa de subastas Guernsey, en Manhattan, en la ciudad de Nueva York. Están a la espera de encontrar una institución que los preserve, luego de un veredicto de la corte del estado de Michigan que resolvió una disputa legal cuando ella murió, en 2005.
El descubrimiento que viene a revelar estos hechos, desconocidos hasta ahora y colocados en una perspectiva de género de la lucha por los derechos civiles, es responsabilidad de la doctora en historia afroamericana Danielle McGuire, quien publicó la nueva información en su escrito en inglés bajo el título At the Dark End of the Street (En la parte oscura de la calle), publicado en 2010 por la Editorial Knopf (Random House).
La historiadora narró a SEMlac los detalles de la violencia contra Parks ocurrida, al parecer, en algún momento entre mediados de 1950 y 1960.
McGuire ha documentado que la lucha de las mujeres del movimiento de los derechos civiles contra el racismo en Estados Unidos no se desarrolló solamente contra las leyes segregacionistas, sino también contra las violaciones.
Sostiene que Parks ha sido reconocida por oponerse a las leyes segregacionistas que dictaban que una persona "de color" (término usado en la época) debía cederle su asiento en los buses a las personas blancas, pero hasta ahora se ha dado a conocer que fue una activista, junto con otras miles mujeres del movimiento, contra las violaciones sexuales y las intimidaciones económicas impunes de los blancos contra las negras.
Uno de los ejemplos documentados por la historiadora es el papel de Parks en la investigación que le fue asignada por la organización de los derechos civiles en Estados Unidos, la Asociación Nacional de Gente de Color (NAACP por sus siglas en inglés).
Fue el caso de Recy Taylor, una campesina de 24 años de edad en Abbeville, en el estado de Alabama, en el Sur de los Estados Unidos. En 1944 había sido violada por un grupo de hombres blancos.
Pese a que en su momento hubo testigos y una buena defensa de Parks, quien además reportó el caso internacionalmente cuando las cortes dejaron libre a los perpetradores, nunca se le hizo justicia hasta 70 años después. A sus 91 años, la víctima recibió este año una disculpa pública de la legislatura de Alabama por no haber resuelto el caso en su momento.
El libro de McGuire destaca que las mujeres negras protestaron persistentemente, denunciaron e incluyeron en la agenda del movimiento de los derechos civiles las violaciones sexuales y los asaltos que sufrían a manos de los hombres blancos en su país. Además, desarrollaron campañas especiales sobre ello durante la II Guerra Mundial y en cada fase del desarrollo de los movimientos de "poder negro", más adelante.
Dice la autora en una nota publicada por ella en el Huffington Post el 10 de septiembre de este año, que la mayoría de los análisis que se han publicado sobre lo que inspiró al movimiento por los derechos civiles enfocan los linchamientos a hombres negros, las formas en que fueron apresados o cómo enfrentaron a los segregacionistas.
"Pero las historias de la incontable cantidad de mujeres que fueron violadas por hombres blancos en la misma época ha sido minimizada, si no ignorada del todo", puntualiza.
Sobe los motivos de la invisibilización del tema, McGuire dijo a SEMlac que, además de que los historiadores tienden a centrarse en las grandes campañas publicitarias como los boicots, las marchas y los linchamientos, "nuestra propia incomodidad y los silencios que rodean la violencia sexual obstaculizan nuestra labor como historiadores".
"Por ejemplo, no preguntamos a los veteranos de los derechos acerca de la violación u otras formas de violencia sexual porque suponemos que no quieren hablar de ello. Asumimos el silencio a pesar de que las mujeres declararon públicamente estos crímenes en el pasado; ellos ignoraron la evidencia", añade.
Indica que "...casi todos los periódicos entre 1940 y 1950 tienen al menos una historia sobre alguna mujer negra asaltada camino a su casa, a su trabajo o a su iglesia, realizada por un grupo de hombres blancos".
McGuire empezó a buscar archivos de transcripciones de viejos juicios y la evidencia le mostró que la violación a mujeres negras era endémica en el Sur segregado.
Halló que muy a menudo ellas lo denunciaban en sus iglesias, en las cortes y las legislaturas, y comprobó que hay documentación de narrativas de las organizaciones populares que demuestran que el tema estaba presente.
"Y los testimonios muchas veces desembocaban en campañas por los derechos civiles que comenzaban con una simple demanda, hasta convertirse en luchas por los derechos humanos y la dignidad humana", abunda la investigadora.
El nombre del libro se relaciona con una canción "soul" (música negra) con el mismo nombre, escrita en 1967 por Dan Penn y Chips Moman, la cual se hizo famosa hasta llegar al séptimo lugar de preferencia en esa época en los Estados Unidos. Es un lamento de un adúltero solapado que le dice a su amante que "algún día nos van a encontrar".
La autora se pregunta por qué Parks mantendría el secreto del intento de violación que sufrió, pero a su vez afirma a SEMlac que especula que obviamente quiso que se supiera algún día "porque de lo contrario, no hubiese dejado un relato escrito como ese".
Por María Suárez Toro
Rosa Parks en 1955. Al fondo, Martin Luther King Jr.
Fuente: SEMlac