Como dice un lector de este blog, muy acertadamente, era “tan solo un espejismo”.
Hoy viernes, vuelven a surgir los problemas conocidos. En los EEUU, un mal dato de empleo, que deja entrever un estancamiento del crecimiento, si no cosas peores. Y en Europa, Grecia avisa que no va a cumplir los objetivos de déficit. De nuevo surgen razones para el pesimismo, y vuelven a ganar los vendedores por abrumadora mayoría. El resultado: caída de las bolsas norteamericanas y caída aún peor de las europeas. Los bancos, en general, doble castigo. Los españoles por miedo al contagio de la deuda española. Los europeos por miedo a las pérdidas que abran de anotarse por el default griego.
Si alguien había empezado a pensar que era hora de empezar a comprar de nuevo, aunque fuera tímidamente, mejor que lo aplace sine die. Porque lo peor del caso es que ninguno de los dos problemas que han salido hoy a la palestra se va a resolver a corto plazo; al contrario, pueden ir a peor. El crecimiento americano puede convertirse en decrecimiento (recesión e incluso depresión auguran los más pesimistas) y la deuda griega puede convertirse en suspensión de pagos formal. Asumir ambos escenarios será duro. Darles alguna solución seguirá requiriendo tiempo y capacidades políticas, elementos muy escasos en estos momentos.