El Sr. Puigdemont tiene un aspecto un tanto extraño, con un peculiar corte de pelo característico que recuerda tiempos pasados y mejores, parece un personaje de comic, extraído a la política real por parte de una formación que perdió el norte hace tiempo. Su peculiar idea de la democracia -por indicar el modo en el que quiere incumplir la ley- propugna una consulta en la que un mismo ciudadano puede votar varias veces, dada la infraestructura con la que se pretende dotar el referéndum. Es, hasta cierto punto, lógico que los separatistas radicales ejerzan su derecho en más de una ocasión, porque una de las maneras de crear participación “verdaderamente” democrática, pasa porque el voto separatista merezca una calificación diferente al de quien no quiere la escisión del país. ¿O no?