Con que sólo hubieran ido a la manifestación de la Diada de este lunes los votantes de la ultraizquierdista CUP ya se contarían 337.794 anticonstitucionalistas, el 4,73 por ciento de los electores que acudieron en 2015 a las últimas autonómicas.
(Esta crónica fue redactada antes de esa manifestación y resultó que, pese a lo que diga la policía municipal de Ada Colau, quizás acudió un número pequeño de ultraizquierdistas porque en total se reunieron unas 250.000 personas, según la muy creíble Sociedad Civil Catalana, aunque El País afirma haber contado unas 485.000; un fracaso frente a Diadas anteriores)
Pero volviendo a la CUP, al menos un tercio del electorado de esta “Candidatura de Unidad Popular”, 112.598 personas, simpatizan con todos los movimientos violentos del mundo, siempre que sean contra las democracias, porque la CUP apoya los anarquismos, comunismos y, atentos, al yihadismo.
Es lo que creen los servicios de inteligencia españoles, incluido el de los Mossos d’Esquadra, acusado por esta formación del “asesinato” de los terroristas del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils.
Simultáneamente, los “cuperos” exhiben como ejemplo democrático a posibles etarras –la banda no se disolvió—miembros de partidos separatistas herederos del terrorismo, como Arnaldo Otegui, cómplice de muchos asesinatos en la propia Cataluña.
Carles Puigdemont, el presidente colocado en la Generalidad por la burguesía catalana, incitó a sus seguidores el pasado viernes a “encararse con los alcaldes” que no cedan locales para celebrar el referéndum separatista del 1 de octubre.
Otro objetivo de la CUP, tras un anticapitalismo tan primario que arrasaría toda riqueza, es imperialista: conquistar Valencia, Baleares y parte de Aragón para el pancatalanismo, lo que incitaría a la violencia a otros no menos fieros que los rechazarían.
Tras la sugerencia de Puigdemont de acosar a alcaldes, “astuto” llamamiento al matonismo, su portavoz, Jordi Turull, clasificó a los catalanes en dos grupos, “los que ayudan a votar y los que lo impiden”.
Y le pidió a los “cuperos” que comienzan a acosar y provocar a la Guardia Civil, que mantengan esa actitud hasta el referéndum.
Lanzan matones contra la GC esperando una reacción violenta del Estado; buscan guerra.
------
SALAS