Excelente idea la de plantear para el próximo encuentro del Univ, dentro de un año, la belleza.
Y así lo comienza a plantear la convocatoria:
“La humanidad puede vivir sin la ciencia, puede vivir sin pan, pero nunca podría vivir sin la belleza, porque ya no habría motivo para estar en el mundo”. Esta impresionante cita de Dostoievski resume el pensamiento de todas las personas que, a lo largo de la historia, han sabido leer el sentido trascendente de la vida y del mundo. Por eso, la búsqueda de la belleza es uno de los motivadores más fuertes para la transformación del mundo: “La belleza sirve para entusiasmar en el trabajo. El trabajo, para resurgir” (Cyprian Norwid).
Me han venido a la memoria algunas cosas que escribí acerca de la frase al tiempo enigmática y verdadera de Norwid, con ocasión de la publicación de un libro de comentarios sobre la Carta a los artistas de Juan Pablo II.
Y también a propósito de Dostoievski, algo que celebra y concreta su célebre alusión a la belleza salvadora:
Dostoievsky se pregunta con el príncipe Miskin en El idiota por “la belleza que salvará al mundo”. Conviene recordar que Miskin se hace la pregunta, paradójicamente asustado, observando una copia de Hans Holbein de la tremenda Crucifixión de Mathías Grünewald.
Por eso, una respuesta genuina es la que da el filósofo Giovanni Reale, tras haber recogido unas palabras de Juan Pablo II sobre la pasión y muerte de Cristo. Dice Reale que “la única belleza que puede salvar el mundo es la belleza del amor absoluto” (“La belleza salverà il mondo”, en AA.VV., Ci salverà la bellezza, Instar Libri, Torino 2009, pp. 113-126. Para la cita, p. 120.).
No está mal disponer de un año por delate para preparar un diálogo internacional de universitarios sobre la fuerza de la belleza que -visto que no puede obviarse lo dicho por el idiota de Dostoievski- salvará al mundo...