Una niña, un niño, una cámara y toda una ciudad por delante. No hace falta nada más para conmovernos con una aventura presuntamente infantil que transmite un realista mensaje social y vital y con la que se pueden aprender muchos valoras básicos. Un buen modo de alcanzar la trascendencia a través de la sencillez y de la naturalidad, tanto en las excepcionales actuaciones de su joven pareja protagonista, como en el modo tan orgánico de filmar sus andanzas y encuentros de todo tipo. Un estilo de cine que no es ni pretende ser comercial, pero que aún así es capaz de agradar y de remover algo en el interior de todo el mundo.
Mi puntuación: 8/10