Revista Toros
Desde que la tauromaquia entró en cultura le han dado una sala de museo donde expone dos piezas resumen de la época actual... Una es el "Blanco sobre blanco" de Malevich y la otra es una instalación que consiste en una silla sobre albero, obra de Morant D'Puebla. Estas obras indican, como apuntaba sabiamente el Papa Negro, la supremacía de la Nada en los ruedos gracias a las figuras. Como la cuadrilla artística no ha dejado de recordarnos: "quien quiera bañarse en el divino esplendor del arte habrá de venir a nosotros, al seno de nuestro recinto, y aceptar las formas que hemos creado. Ninguna alteración, ningún encargo especial, ninguna palabra más alta que otra se permitirá al cliente. Somos nosotros los que decidimos. Somos los dueños absolutos de la auténtica visión del futuro de la tauromaquia"... Y esto es lo que hay...
Por eso resulta esperanzador ver llegar de vez en cuando, a esta sala de museo, algún ganadero a lo Lucio Fontana. Como el año pasado Moreno de Silva en Madrid o este año los Irmaos Dias en Ceret... Incomprendidos y vilipendiados, estas ocasiones son tajos sobre el lienzo vacío. El camino a otra dimensión a través de un gesto radical: un acto de destrucción, una nueva (o vieja) apertura hacia una nueva voluntad... "Yo no hago agujeros para destruir el cuadro. Al contrario, hago agujeros para encontrar otra cosa...". Y de este modo algunos ganaderos crían toros para corridas lejos del conformismo estético actual.
Como Leibniz dijo en su ensayo "Profesión de fe del filósofo": "la luz aparece como a través de una hendidura en medio de las tinieblas", así un natural a uno de estos toros...".