Lunes, 29 de noviembre de 2010
Del segundo al tercer tomo de la serie Punisher, tenemos un cambio sorprendente, disparatado y que roza el absurdo: Frank Castle, en un diabólico juego de su nombre y apellido y lo ocurrido en Reinado Oscuro: La Lista, tenemos a nuestro personaje convertido en un popurrí de carne y metal. Ni siquiera muerto puede descansar y reunirse con su familia.
Marvel decidió, en un momento dado, que Punisher tenía que volver al universo tradicional. La serie publicada bajo el sello MAX, funcionaba entre el público, pero sacaba al personaje de la continuidad. Dado que el éxito de dicha serie era mayor del esperado por los editores marvelitas, decidieron que debían intentarlo con otra serie, en la que Punisher se conectara a sucesos como Reinado Oscuro, por ejemplo.
Estamos a punto de conocer a Frankencastle, producto serie B mezclado con superhéroes. Punisher pasa de matar mafiosos y buscar la manera de acabar con Norman Osborn, a ser un remiendo andante con problemas para mantener su mente lúcida. En menuda le has metido, Remender.
Rick Remender, era el guionista elegido para ello. Y, con un primer tomo excepcional, ganó la aceptación y la supervivencia del título, algo que no es fácil en el mercado actual, donde apenas media docena de números pueden ser suficientes para cancelar una serie (caso de S.W.O.R.D.). Remender, sabedor de que compararíamos su versión del personaje con el que hemos visto de Ennis, eligió el camino de la acción trepidante mezclado con la presencia casi omnipotente de Norman Osborn en la vida marvelita. Frank, quien busca siempre que el villano pague, tiene a Osborn como el enemigo perfecto, porque representa el arquetipo del mal que llega al poder y es visto como un salvador. Ahí tiene su objetivo.
Que en Reinado Oscuro: La Lista, sea descuartizado por Daken (una historia que hay que leer), podía ser el punto final para el personaje. Pero Remender opinó que era la oportunidad perfecta de llevar a Punisher a otro nivel, en el que tendría libertad absoluta. Nació así Frankencastle, un experimento en el que se demuestra que Marvel puede arriesgar, aún a costa de salir mal parada. Personalmente prefiero esto, a que todo siga igual por miedo a perder lectores.
Acompañado de Tony Moore, en cuyo currículo aparecen Los Muertos Vivientes, Remender nos mostrará el por qué del nacimiento de Frankecastle y su nuevo status quo en el universo marvelita. Sin entrar en las repercusiones que, para cualquier persona, tendría el ser resucitado convertido en un “remiendo” viviente, la trama nos llevará a conocer a los nuevos amigos de Punisher: Morbius, El Hombre-Cosa o Jack Russell serán compañeros de Frank. La situación, de hecho, nos llevará a conocer una metrópoli subterranea refugio de monstruos de cualquier orden y condición. Que sea un refugio no es tan solo una forma de hablar: Alguien está acabando con ellos. De ahí que Punisher se presente como una esperanza, ya que piensan que en su actual situación convertido en monstruo, castigará a los villanos.
La historia es entretenida, distinta y, obviando los problemas que generará en el personaje al regresar a la normalidad, divertida. Ver a Frank rodeado de monstruos y a él mismo en versión Frankstein es de esos momentos que, solo por curiosidad, se hace interante. Por otro lado, la fuerza de la historia está mas en conocer los motivos del villano y su historia, que termina por ser un reflejo de lo que es la vida y misión de Punisher. Dos caras de la misma moneda, aunque con matices.
Puede que deberían haberse tomado mas tiempo en que el lector, tome contacto con la nueva situación de Punisher. En el tomo no nos queda claro como han llevado a cabo la recomposición del cuerpo (como las recuperan y donde van las que faltan se explican al inicio del tomo) pero, bien pensado, viendo el devenir de la historia está claro que Remender no le importa mucho, sino el motivo y las consecuencias para los habitantes de “Monstruolandia” y sus enemigos. Como en los anteriores tomos, mucha acción, disparos, explosiones y divertimiento. Posiblemente, va demasiado rápida la transición entre Frank humano y Frankecastle, pero al meterse de lleno en el combate monstruos vs villanos, parece que no le hubiera dado tiempo.
Con respecto al villano, me quedo con su génesis y la de sus acólitos, quienes tienen un punto “cine Z” en su origen.
En definitiva, un tomo divertido, que se mueve en unos registros desconocidos para todos y del que solo nos entra la duda de cómo terminará todo. Ojo con los seguidores del personaje, porque a mas de uno le puede dar un soponcio.