El té para hostelería parece haber entrado en un punto en el que no se aprecian realmente las grandes cualidades que se supone de este producto; debido a la adquisición de las clásicas bolsitas industriales, que no satisfacen como debería a quienes adoran esta infusión milenaria, los establecimientos de este tipo parecen haberse estancado en cuanto al cuidado de uno de los productos que, mediante los ejemplares correctos, podrían ser de los más rentables de su oferta.
El asesoramiento, clave
Empresas comprometidas con el respeto a la cultura original del té siempre estarán dispuestas a asesorar y apoyar al negocio que pida sus productos para que se adapten a la perfección a las expectativas, teniendo en cuenta tanto el tipo de empresa como de clientela que suele acudir a su local.
Punto de Té cuenta con un equipo de profesionales expertos que puede cumplir con esta función, entre los que destaca Kenny Vega, uno de los sommeliers de té más reconocidos y prestigiosos del panorama internacional.
Este servicio, además de la calidad de los artículos que ofrece, es lo que le diferencia de los proveedores estándar, que tienen en sus catálogos muchos otros productos que hacen que se olviden de cuidar la calidad de un producto tan exquisito como el té.
El té, un producto con el que fidelizar clientes
Además de la rentabilidad, otra de las grandes razones para apostar por modelos originales de té es que suponen un motivo de fidelización de clientela; no se valora como merece a una bebida que puede ser una razón de peso para que los amantes del té (que cada vez son más gracias a una cultura más arraigada en este país) acudan a un determinado establecimiento de hostelería.
Punto de Té, la solución
Si los responsables de un negocio de este tipo quieren hacer un cambio radical en su oferta de té y apostar por una calidad premium de estos productos, lo mejor será acudir al servicio de un auténtico proveedor como Punto de Té, que cuida los productos que ofrece, procedentes de las regiones con más reputación del planeta en este sector.
Huyendo de los artículos industriales, el local de hostelería ganará en reputación, clientela y, por tanto, en beneficios reales gracias a este salto de calidad.