Punto y final para Los Tudors

Esta última temporada ha estado muy bien, a la altura de las anteriores. 'Los Tudors' se ha convertido en una serie que echaré de menos, me he quedado con ganas de más, me ha gustado mucho, hasta ha picado aún más mi curiosidad y como muchos he buscado más información sobre Enrique VIII, además de ver películas que bien podrían ser una continuación de ésta, como 'Elizabeth', donde cuentan brevemente el final del reinado de María, para después ser sucedida por su hermanastra Isabel.
Quién me iba a decir a mí que después de aburrirme tanto estudiando historia, me iba a interesar y buscar por mí misma más y más de la fascinante historia de los Tudors.
Pero como iba a ser de otro modo si la serie a parte de que es muy entretenida, esta muy bien hecha, los escenarios, la ropa, cada detalle que tiene es impecable, las actuaciones son brillantes a pesar de que no me gustaba demasiado Jonathan Rhys-Meyers (Enrique VIII) pero tengo que reconocer que hace un papelón como rey de Inglaterra.
Esta última temporada se centra en los últimos años de el reinado de Enrique VIII, que como todo el mundo sabe por el famoso cuadro/retrato que aparece al final del último capitulo (aunque retocando la cara para que sea más Rhys-Meyers) Enrique VIII estaba gordo, y ese es un detalle que se les ha escapado, me da lo mismo que el actor no halla querido engordar (o como él dijo, no ha podido), pero ¿¿no había un cojín para hacer de barriga??, sí, han intentado disimularlo poniéndole capas y capas de ropa, pero señores directores se nota que no esta gordo!.
A pesar de este pequeño detalle, el capitulo final me ha encantado, me ha gustado mucho la idea de que salgan todas las esposas, excepto una, Catalina Howard (Tamzin Merchant), pero al no darle hijos tampoco pintaba mucho que saliera sola, ya que el resto estaban acompañadas de sus respectivos hijos. Me gusta que a lo largo de la serie se halla adelantando lo que vendrá después de la muerte de Enrique VIII, como las menciones sobre Isabel, siendo ella misma la que afirma que jamás se casará, o María que pone a Dios como testigo de que quemará a todo protestante viviente. Sin duda esta serie no sólo ha mostrado lo que la mayoría sabía, que Enrique VIII era muy libertino, sino la dureza de la época, la grandeza y soberbia de los que tienen mucho y la hambruna del pueblo, las dos caras de la moneda: ser religioso pero a la vez extremista... Y ahora que se ha acabado, ¿para cuando una serie de Isabel?.