Revista Cultura y Ocio

Puntos de partida: el evento desencadenante y la decisión de actuar

Publicado el 11 marzo 2017 por Escrilia @escrilia
Puntos de partida: el evento desencadenante y la decisión de actuar

Nuestra novela debe atrapar al lector desde el principio y para lograr eso no debemos descuidar la estructura y el sentido de cada palabra que escribimos en esas importantes primeras páginas.

Lo bueno, lo normal, lo anodino aburre. Si nos ponemos a explicar detalladamente cada aspecto de la vida de nuestro protagonista, cada gesto, toda su parentela, amigos, allegados, y porqué es una persona maravillosa los lectores huirán despavoridos. Pero no podemos entrar en acción sin más, dado que en algún momento habrá que explicar ciertas cosas: si el lector se desorienta y no puede seguir la historia, si no sabe quién es el protagonista ni por qué debería importarle lo que le pase, también dejará de leer.

Entonces ¿como logro un punto medio? vamos a ver las partes del primer acto para responder a esta pregunta. La clave es que, en el planteamiento de la historia, cerca del 20% inicial, se muestre al lector algo que no encaja en la vida habitual del protagonista, algo raro, algo distinto que contradiga o altere eso que se nos dijo en las primeras páginas que era lo normal. Es cuando el lector deberá pensar "esto se pone interesante" y a la vez genere intriga.

Dos piezas clave del andamiaje narrativo del primer acto son el evento desencadenante y el primer punto de giro o punto clave.

Como explica Syd Field en su histórico libro " El manual del Guionista ":

El evento desencadenante pone a la historia en acción, el punto clave (primer giro del argumento) es de lo que la historia se trata y mete al protagonista en la línea argumental. Syd Field.

Viendo más de cerca la primera parte de la estructura en tres actos (la más utilizada en novelas sobre cualquier otra), los elementos básicos del planteamiento son:

Puntos de partida: el evento desencadenante y la decisión de actuar

Gancho o Anzuelo:
Una escena cuya finalidad es atrapar la voluntad del lector. Puede tomar muchas formas, pero si lo reducimos a su esencia es más o menos una pregunta. Intriga al lector de alguna forma, crea interrogantes que deberá solucionar leyendo.

Presentación:
Nos muestra la situación actual y le da a los lectores la oportunidad de conocer al protagonista (o los protagonistas) ¿Quién es? ¿Cuál es su personalidad? Se presentan sus creencias, valores y convicciones que serán puestas a prueba más adelante por el conflicto. Una o varias escenas presentan al personaje en su entorno característico para mostrarlo tal cual es.

Preparación:
La forma en que los lectores comiencen a preocuparse por el protagonista es establecer qué cosas podrían estar en juego durante el conflicto. Qué puede perder. En esta segunda mitad del primer acto las escenas deben poner las reglas del juego sobre las que se estructurará el conflicto. Todo debe tener sentido para la historia, porque el lector lo percibe de esa forma. Si no es importante simplemente no debemos incluir esa escena.

El evento desencadenante

El evento desencadenante es esa escena que muestra como algo fuera de lo común sucede en este mundo habitual del protagonista y rompe la rutina. Es cuando la historia realmente comienza y crea intriga por lo que va a venir, a la vez que promete entretenimiento. Si bien no lo expone totalmente, es un indicio del conflicto principal, de las consecuencias o eventos que lleven hacia el tema de la novela.

Esta escena debe presentar al protagonista un problema (o la percepción de un posible problema mayor) y la oportunidad de actuar. Luego del evento desencadenante el protagonista comienza a ver cuál es el conflicto al que deberá enfrentarse y, en principio, se negará a alterar de su vida normal jugando con la posibilidad de tomar el camino fácil de abandonar.

Primer punto de giro: el protagonista decide actuar.

Es aquí cuando nuestro protagonista deberá tomar una decisión y poner en marcha los eventos que desarrollaremos en el nudo, la parte central de nuestra historia.

Esta decisión que debe tomar marcará la transición entre el planteamiento y el desarrollo del conflicto principal de la novela. El personaje deberá ver cuál podría ser la meta, el objetivo a cumplir, y las circunstancias le demandan hacer una elección que lleve la trama hacia adelante. Es el primer paso en la implicación del protagonista con el conflicto y también donde las apuestas se elevan significativamente.

Así sea embarcarse en la búsqueda de un objeto mágico, salir a rescatar a su princesa, mudarse a una nueva ciudad, enfrentarse a su pareja infiel o embarcarse para cruzar el océano; nuestro héroe o heroína habrá de dar el paso hacia lo desconocido y decidirse a actuar, iniciando su arco de desarrollo interno como personaje y marcando el objetivo inicial de la trama. Es de vital importancia aclarar algunas razones de porqué decidirá hacer algo que cambiará (en algún aspecto) su vida y, a diferencia del evento desencadenante donde las circunstancias se presentan sin más o lo arrastran hacia algo, aquí deberá elegir actuar, moverse, avanzar por su cuenta. Será la última oportunidad de retirarse y evitar el conflicto.

Deberá aprender a moverse en este mundo nuevo, entender lo que está en juego, las reglas y cuál es la línea de meta.

En esencia: Es cuando las cosas se vuelven reales. El conflicto está allí y el protagonista deberá lidiar con las ramificaciones que conlleva actuar para resolverlo. Cae la primera ficha de una reacción en cadena que hace avanzar la trama y profundiza el interés del lector por el protagonista.

En términos generales, esto sucede al final del primer acto e inicio del segundo acto, del nudo, más o menos al 25% de la historia. Pone fin al planteamiento y el personaje pasa (al menos por un tiempo) de reactivo a proactivo. La función de esta decisión es aclarar al lector cuál es la meta a alcanzar, la intención que tiene el protagonista de hacerlo y sobre todo qué puede perder si no lo hace. Esto brinda al personaje una agenda que cumplir durante el desarrollo del segundo acto y le da dirección al argumento.

La relación entre el evento desencadenante y el primer punto de giro se reflejará en toda su historia. No se conforme con nada menos que la combinación más potente y memorable que pueda imaginar. Son dos de los tres elementos estratégicos más importantes del planteamiento (el tercero es el personaje) y pueden conseguir atrapar al lector para que se introduzca en esa gran llanura del segundo acto persiguiendo su historia.


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