Pura Magia – Merlín el Encantador

CineMAD…por  César del Campo de Acuña.

Dirección: Wolfgang Reitherman.
País: Estados Unidos.
Año: 1963.
Duración: 79 minutos.
Género: Animación, aventura, comedia.
Reparto: Karl Swenson (como Merlín), Rickie Sorensen (Arturo/Grillo), Richard Reitherman (Arturo/Grillo), Robert Reitherman (Arturo/Grillo), Junius Matthews (como Arquímedes) Norman Alden (como Sir Kay), Alan Napier (como Sir Pellinore), Martha Wentworth (como Madame Mim), Sebastian Cabot (como Sir Héctor y el narrador).
Guión: Bill Peet; basado en la obra de T.H. White.
Música: George Bruns y los hermanos Sherman.
Director Artistico: Ken Anderson.
Montaje: Donald Halliday.
Producida por: Walt Disney.   
Diseño de producción: Ken Peterson.
Estreno en EEUU: 25 de diciembre de 1963.
Estreno en España: 20 de diciembre de 1965.

Pura Magia

El 5 de diciembre de 1901, en la ciudad de Chicago, llego al mundo un hombre destinado a formar, entretener, maravillar y sorprender a innumerables generaciones por medio del singular universo que creo gracias a su inagotable imaginación y al amor que profesaba a los cuentos clásicos. Walter Elias Disney, Walt Disney, fue un genio, un mago, una persona capaz de poner de acuerdo casi de manera unánime a todos los que hablaran de su trabajo, un maestro singular capacitado para contagiar su entusiasmo a los que llegaron a colaborar con el en sus proyectos, un soñador con el espíritu de un niño, un sujeto con una férrea fuerza de voluntad y un desmedido afán por hacer realidad todo aquello que se propusiera.

Su fabuloso mundo, del cual hoy en día seguimos disfrutando sin disimulo, comenzó gracias a la diminuta figura de un ratón dibujado en una modesta libreta durante el trayecto que cubría el tren que llevaba a Disney de Manhattan a Hollywood y a partir de ahí poco a poco, y gracias a mucho trabajo, llegaron los cortos animados, Las Silly Symphonies y finalmente los largometrajes. Aquellas inauditas e impecables obras, empezando por Blancanieves y Los Siete Enanitos (1937), llenaron las pantallas de buenos sentimientos, música, y color a la par que celebraban con gran entusiasmo la inocencia y la bondad. El creador de Micky Mouse enfatizo en aquellas películas su amor por la música, los cuentos tradicionales, la naturaleza, la literatura británica y la narrativa fantástica.  Todos estos elementos tan reconocibles en la producción cinematográfica de los Estudios de Animación Disney confluyen de manera soberbia en el magnifico e inolvidable film de 1963 Merlín el Encantador.

Boceto de Merlín.

Basada en la obra de Terence Hanbury White, The Once and Future King (concretamente en The Sword in the Stone, primer relato de la serie) Merlin el Encantador nos lleva a la Inglaterra medieval, para conocer a Arturo/Grillo, un joven aspirante a escudero que es tomado como pupilo por el ingenioso, gruñón y afable mago Merlín, el cual ha visto un brillante futuro para el muchacho. El hechicero, junto al búho parlante y cascarrabias Arquímedes, se convierten en los mentores del chico enseñándole importantes lecciones por medio de insólitas y sorprendentes aventuras no exentas de peligro con el objetivo de ayudarle a convertirse en el hombre que esta llamado a ser. El amor, el respeto a la naturaleza, la perseverancia, la astucia y el coraje son tan solo algunos de los muchos temas destacados por este brillante e inocente clásico de la animación.

Esta obra vuelva a la recurrente historia del personaje que lo tiene todo en su contra para poder salir adelante (Arturo/Grillo es huérfano, vive a las ordenes de Sir Héctor y la única aspiración que tiene es la de llegar a ser escudero) pero que, gracias a su fuerza de voluntad y una serie de buenos consejos consigue desarrollar todo su potencial sin dejar a un lado su humanidad. Por otro, lado el film parece recoger la esencia de algunas de las grandes frases acuñadas por Walt Disney como por ejemplo: “Podemos aprender mucho de la naturaleza en acción” (las diferentes enseñanzas de Merlín a Grillo/Arturo se hacen desde la perspectiva de los animales), “Piensa, cree, sueña y atrévete” (el mago anima a su joven pupilo en más de una ocasión a que siempre busque aspirar a más y a no tener miedo ante los posibles tropiezos) o “Para crear lo fantástico, primero debemos entender lo real” (y para eso no hay nada como leer y formarse como Merlín aconseja a Grillo/Arturo).

La magia reside en el saber.

A todas estas máximas hay que añadir: “Sin personalidad, el carácter puede ser gracioso y hasta interesante, pero a menos que las personas logren identificarse con el personaje, una historia con un personaje sin personalidad no atrapa a la audiencia” una sentencia que se cumple a la perfección en esta cinta ya que mas allá de su excelente trabajo de animación y estupenda banda sonora todo gira entorno a la personalidad de unos protagonistas memorables. Arturo/Grillo es inocente y puro mientras que Merlín y Arquímedes son cascarrabias, sabios e hilarantes. La construcción de la identidad de cada personaje, aunque precipitada por momentos, es fluida y accesible siendo una virtud esencial en las películas de dibujos animados al ser comprensible/cercana para los más pequeños e interesante a la par que inteligente para los adultos.

Como en la inmensa mayoría de las producciones Disney no podemos pasar por alto el excelente apartado musical. Sin ser una de las aportaciones sonoras más brillantes al melodioso sello que la productora imprime a sus películas, las canciones y motivos musicales que acompañan a Merlín el Encantador son realmente excepcionales al ceder todo el protagonismo a los personajes y tan solo funcionar como apoyo de sus aventuras y peripecias por medio de una banda sonora correcta y perfectamente complementaria a la acción que el espectador ve en pantalla.

El arduo trabajo de la animación tradicional.

Obviamente, la animación es sensacional. Los trazos de animación visibles en las ediciones lanzadas antes de la versión remasterizada, hacen palpable y visible el arduo, fatigoso y terriblemente complejo trabajo de animación al que todos los implicados en dar vida a esta película se enfrentaron. El sensacional duelo mágico entre Merlín y la chiflada Madame Mim casi al final del film es considerado por muchos expertos como uno de los mejores trabajos de animación de aquellos tiempos por la ingente cantidad de transformaciones animadas que los personajes ejecutan sin perder su identidad visual. Aunque muchos planos se reciclen en diferentes secuencias y el aspecto general quede algo anticuado hoy en día, hay que rendirse ante el fantástico trabajo realizado por los 27 integrantes del departamento de animación.

Personalmente se trata de mi película de larga duración preferida producida por Walt Disney y creo firmemente que es una obra a redescubrir, merecedora de más atención por parte de la crítica en general y los aficionados al cine de animación en particular. Merlín el Encantador es todo un recital de color, repleto de música y lleno de personajes entrañables y memorables. Simple y llanamente… pura magia Disney.

Merlín el Encantador les dejara perplejos.

Curiosidades: