Revista Opinión

Puré de calabazas (casi un cuento)

Publicado el 30 septiembre 2017 por Bc
Puré de calabazas (casi un cuento) En aquel tiempo gobernaba el reino Carlos Néstor Iº junto a la reina consorte Cristina Elizabeth y sus hijos Máximo y Florencia. Néstor gozaba de las mieles del éxtasis, Cristina esgrimía una verbosidad excesiva, Máximo pasaba el día con su PlayStation, y Florencia, Florencia,..........andaba por ahí. El pueblo tenía una inflación de las más alta del planeta, pagaba altos tributos a la corona, 21% de todo lo que consumía, así fuera rico, pobre, desocupado, etc. pero tenía futbol grátis, a Pablo, Nancy, Andrea, Teresa, Ignacio, Dady, Raúl, Leonardo, Darío, Rita, Víctor y otros tantos bufones que animaban las reuniones populares. Máximo no hablaba, ni mucho ni poco. Florencia, Florencia.......bueno,andaba por ahí. Inesperadamente Néstor, se marchó allá arriba, con el Arsat-1 y el Arsat-2., como una suerte de barrilete cósmico.
Lo sustituyó Cristina quien ya había agarrado las riendas del Gobierno del Reino, y comenzó con sus diatribas, conminando al pueblo de forma diaria, ella a través de lo que se conocía como “Cadena Nacional” y los miembros de su Gobierno y sus otros voceros en igual sentido a lo largo y ancho del reino. Pero no concedía entrevistas y no hablaba con periodistas. Jamás.,
Cristina gobernó el reino doce años (cuatro en sociedad con Néstor) y los ocho restantes de manera absolutamente personal según dicen los escribas que no pertenecían a ninguno de los medios hegemónicos que pretendían a diario quitarle protagonismo a la reina. Máximo comenzó a hablar, y tan bien lo hizo que llegó al parlamento del pueblo, y gastar él solito algo así como cincuenta y cinco mil pesos por día. Se lo pongo en números para que no queden dudas$. - 55.000.00 lo que da como resultado la cifra de $. -2.291.66 por hora.
Florencia, solía usar el avión oficial del Reino para hacer escapadas al sur con sus amigas, tener un departamento y vivir en el reino de Obama estudiando cine, para luego enamorarse, casarse y divorciarse, para seguir deambulando por allí, con tanta buena suerte que un día se encontró siendo poseedora de algo así como cinco millones de dólares para ella solita.
Inesperadamente la Reina Cristina, perdió el control del Reino siendo sustituida por un integrante de la “tilingueria” (Mauricio) al decir del bufón principal Aníbal parafraseando a su maestro literario Arturo Martín Jauretche.
Cristina se enojó, mucho, mucho, mucho., tanto que ni siquiera estuvo en Palacio el día que asumió Mauricio. Se fue bien lejos, al sur, y desde allí comenzó a gritar: vamos a volver, vamos a volver...
    
Inesperadamente y según se fueron dando las cosas en el reino. Cristina, se despojó, bueno, escondió sus joyas, sus ropajes ostentosos, su fortuna (la donó a sus hijos) comenzó a vestirse de manera sencilla, y bajó del pedestal que ella misma había construido para acercarse al pueblo, con el cual se sacaba fotos y compartía pasta frolas que ella misma cocinaba.
Comenzó a pedir que no le llamaran Doctora, ni presidenta, ni nada que se le parezca, decime Cristina nada más, y comenzó a hablar con periodistas, con aquellos que siempre ignoró cuando le pedían reportajes, y así ahora en dos semanas se despachó con tres: Luis Novaresio, Carlos E. Cué (El País-España) y recientemente con Samuel Gelblung. Navarro, Morales y Silvestre, no cuentan. Confieso que por interés profesional vi todos y concluí que “El zorro pierde el pelo, pero no las mañas” y lo único que me pareció creíble fue cuando reconoció que le gusta mucho el puré de calabazas, liviano y bueno para la salud, alimento sano para todos y todas, y que además favorece la deposición.
La reina quiere volver a mandar, se le nota a pesar de los esfuerzos que hace para aparecer obligada por las circunstancias al decir que nunca la sedujo el poder y que solo pretende volver “por ser la única que puede hacer la oposición más firme” Máximo sigue tratando de explicar cómo se gastan 55 mil pesos por día, los bufones también están intentando volver, y Florencia, Florencia sigue vagando por ahí.
Como siempre. 
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