Revista Cultura y Ocio

Pureza. Jonathan Franzen

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Pureza. Jonathan Franzen
     "- Ay, preciosa, cuánto me alegro de oír tu voz -dijo la madre de la chica por teléfono-. Me está traicionando el cuerpo otra vez. A veces creo que mi vida no es más que un largo proceso de traiciones corporales.
     - Como todas las vidas, ¿no? -dijo Pip.
     Había adoptado la costumbre de llamar a su madre desde Renewable Solutions durante la pausa de la comida. Esto mitigaba en parte su sensación de no valer para ese trabajo, de tener un trabajo para el que nadie podía valer, o de ser una persona que en realidad no valía para ningún trabajo; y además, al cabo de veinte minutos, podía decir con sinceridad que tenía que seguir trabajando."
     Hay nombres que resuenan desde el mismo día en que se anuncia libro y uno de los que lo hizo más fuerte con la rentrée ha sido Franzen y su nueva obra. El eterno aspirante a escritor de la gran novela americana, saca libro. Hoy traigo a mi estantería virtual, Pureza.
     Conocemos a Pip, Pureza, una mujer joven con una madre depresiva que se ha dedicado a ocultar la identidad de su padre. Ahora Pip necesita dinero para pagar un crédito de estudios, e intenta sonsacar a su madre el nombre, algo que parece imposible. Viviendo como está en una casa que confirma su pobreza, Pip decide aceptar una curiosa beca que la lleva a trabajar bajo el mando de Wolf, en Bolivia, en una empresa que se dedica a destapar información. Ese será el comienzo de un viaje para Pip que pasará también por Dénver, y que llevará la sombra de su padre planeando sobre su cabeza.
     Sintetizar el argumento de una novela de Franzen suele ser una tarea complicada. Se despliega abarcando tantos temas que acaba siendo inabarcable, y cada lector tiende a quedarse a la hora de hablar del libro, con las partes que más le han llamado la atención. Sin embargo, si que podemos encontrar algunos rasgos comunes, como la presencia de personajes que han sufrido alguna marca a lo largo de sus vidas. En el caso de Pureza, tenemos a una protagonista que vive buscando su sitio, tan llena de inseguridades como la borrosa imagen de la cubierta del libro.Ella será el principal hilo conductor de la novela. La acompañan su neurótica madre que parece empeñada en borrar toda su existencia hasta el nacimiento de Pip, Wolf, que aparece representado como una suerte de Assange, empeñado en desvelar secretos que serán beneficiosos al mundo mientras oculta los suyos propios, una joven periodista que busca su gran noticia y un escritor que aportará el toque metaliterario a la obra. Porque como él mismo nos indica, por si no nos habíamos dado cuenta, la protagonista lleva ese nombre por Dickens, y no será esta la única referencia a otras obras en una novela en la que uno de sus personajes celebra su "no cumpleaños".
     Franzen nos descubre a su protagonista a través de sus actos y pensamientos, basándose en su entorno y en quienes la rodean y lo hace con un ramo de secundarios francamente interesantes en una historia que se mueve geográficamente desde Berlín del Este en una historia sobre la Stasi que involucra al defensor de la información Wolf, hasta Dénver en la actualidad. A lo largo de siete bloques, la novela desgrana uno a uno sus temas y vuelve de forma recurrente al mismo interrogante: la necesidad de información frente a la necesidad de la intimidad. El mundo moderno, la tecnología, la circulación de la información de una forma casi libre y el derecho que tenemos a tener nuestros secretos. Para ello entra también en robos de archivos en Berlín y de ojivas nucleares en América haciendo un ejercicio de prestidigitación en el que, mediante alguna coincidencia sobre la que incluso los personajes llegan a preguntarse, une todas las tramas. Y mientras, mantiene al lector observando en silencio para no perderse ni uno solo de los secretos que se van desvelando, porque queremos saber, necesitamos saber... y recibimos el eco de la palabra intimidad. Ese es el verdadero poder de la información, el punto en el que ambos términos se tocan y la distancia a la que lo hacen de cada uno de sus extremos.
      Con todo, y pese a lo que pueda parecer, Pureza me ha parecido más asequible que obras anteriores del autor, más divertida incluso, con un punto mucho más contemporáneo. He disfrutado acompañando a Pip mientras busca su identidad más allá de su lugar o a su padre, mientras intenta conocerse y conocer presa de una curiosidad a ratos introspectiva. Ha sido un placer volver a Franzen. Sin etiquetas. Y disfrutar.
     Y vosotros, de todas las novedades que van saliendo al mercado, ¿cuál es vuestra estrella?
     Gracias

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