Premio al mejor libro europeo del año 2010, Purga se introduce en el interior del totalitarismo soviético posterior a la Segunda Guerra Mundial, en este caso en la ocupada Estonia. Ésa es, precisamente, la mejor aportación del libro: poner en nuestro mapa mental a la pequeña Estonia, que aunque creemos vinculada a las otras dos repúblicas bálticas, está étnica e históricamente unida a Finlandia (Oksanen es de hecho finlandesa). Hemos descubierto pues al pariente pobre de los paises nórdicos.
La novela cuenta el encuentro entre una veinteañera rusa, Zara, que huye de las redes de la prostitución, y Aliide Truu, una anciana estonia en cuya casa se refugia. Zara es una mera excusa, un personaje metido a calzador, para trabajar a través del personaje de Aliide la ocupación rusa, la resistencia y la terrible política de deportaciones y colonización que dejaron años más tarde un 30% de rusos en la población del país.
Purga es muy interesante por lo que recoje y cuenta de la historia, seguramente no distinta de muchas de la Europa de postguerra (hay partes que podrían situarse claramente en los maquis de Asturias) . Lo que tiene de novela no sé cómo definirlo: para mi gusto excesivamente tosca y mal enlazada. Cierto es que a veces parece que la autora lo haga a propósito, pero hay una buena historia detrás que hubiera podido dar un libro extraordianario y ha parido uno simplemente bueno.