Purificación

¿Cómo podemos implorarle a Él? ¿Cómo podemos pedir por nuestras peticiones y adorar en su presencia, sin que nosotros antes limpiemos nuestras manos y purifiquemos nuestros corazones de doble ánimo? Duras palabras de Santiago ¿no cree?
Como cristianos, nosotros lidiamos con muchos asuntos y exigencias de nuestros superiores y de aquellos a quienes servimos, haciendo fácil el convertirnos en personas cínicas, frustradas e incluso amargadas. Podemos aprender a escondernos en nuestro propio mundo y olvidarnos de que nosotros somos responsables ante Dios y ante nosotros mismos.
En este día digamos: ¡Señor... limpia mi corazón! Limpia mi actitud. ¡Hazme sensible y dócil de nuevo!
"Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones." Santiago 4:8
"Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios." (II Corintios 7:1).
Sin importar si nuestra inmundicia es de la carne o del espíritu, permitamos que nuestra santidad sea perfeccionada en el temor de Dios.
La invitación de hoy es para purificar nuestros corazones.
Seremos limpios, sólo por la sangre de Jesús,
ESCRITO POR  JOSE GONZALEZ