Director: Nicolas Winding Refn
Hace una semana que salir a las calles me causa bastante desasosiego: ver escolares en sus grises uniformes me trae recuerdos del colegio, esa
Frank es un criminal de poca monta que se la pasa de fiesta con su amigo Tonny, y de vez en cuando con su especie de pareja sentimental Vic(toria), a quien nunca se ha tirado. Y bueno, ya saben como es la vida de los criminales: o les va bien o les va mal, o están en lo alto o están entre la espada y la pared. Y dado que Frank parece tener la peor de las suertes, un negocio rutinario se convierte en el detonante de un problema contra el tiempo. El tipo está en serios problemas y deberá resolverlos cuanto antes, o de lo contrario...
Creo que "Pusher" es una apuesta mucho más arriesgada y jugada de lo que en principio aparenta. No es la típica trama criminal sin intenciones en la que se sigue la lógica del problema->búsqueda de solución->solución mediante un poco de violencia por aquí y otro poco de violencia por allá, un toque de humor negro o quizás mucho e intenso drama, y luego adiós pues los malos mueren o qué sé yo. Tiene poco de común y corriente, y mucho más de lo que denota a primera vista. Y eso es digno de destacar, pues Refn viene desarrollando desde sus inicios, y sin desviaciones o dudas de novato, su marcado estilo cinematográfico -no particularmente valioso o magistral, pero sí en extremo disfrutable... en los buenos casos, claro-. No se puede decir que el hombre no tenga actitud ni personalidad, y eso, amigos míos, no es baladí, pues es parte importante a la hora de hacer una película. Y dado que "Pusher" sigue su propia línea de principio a fin, avasalladoramente y sin interrupciones, está claro que es un buen ejemplo de ello.
"Pusher" no se aleja de lo que luego desarrollaría Refn en sus cintas más famosas, que es el thriller psicológico protagonizado por un sujeto envuelto en tremebundos problemas causados por sí mismo, pero lo interesante es que en su opera prima lo hace de una manera más "sucia" y sutil en comparación, lo hace de una forma especialmente diferente: no como si fuera un thriller psicológico al uso -o el de los genios del género-, más como la "realista" cotidianidad de una persona, en este caso un criminal, retratada sin tanta visualización surreal o introspectiva sino con sucesos, grandes y pequeños, que fatigarían y minarían la paciencia de cualquiera. Perdonen la analogía, pero la hago a la rápida: es como si los Dardenne se pusieran sangrientos y a seguir criminales serios. Es una construcción psicológica prácticamente escondida tras la cortina de tratos con drogas, peleas en bares o deudas impagas, siempre en movimiento y siempre ahí, en un escenario "real".
O al menos eso me parece a mí. En cualquier caso, es así la cosa: si en "Only God Forgives", por mencionar un título, Refn hacía gala de una cuidada y pulcra estética, de muchas luces, de suaves y precisos movimientos de cámara, de elegante y envolvente banda sonora, en otras palabras, de una perfección formal, en "Pusher" despliega todo lo contrario: un estilo callejero, a ratos contestatario y despreocupado: una sencilla cámara en mano que nunca, pero absolutamente nunca abandona a su protagonista Frank, el amo y señor de esta película pero, irónicamente, no de su propia y aproblemada -¿y con los días contados?- vida. Refn busca lo mismo, esto es inmiscuirse en la ambigua mente del protagonista, pero sin introducirse en esa habitación sellada, ni visual ni narrativamente. Es casi como si renunciara a la forma como fiel representación del fondo, aunque no lo haga; pero por eso mismo es sutil, porque sin las secuencias oníricas de "Only God Forgives" o las premonitorias de "Valhalla Rising" -que son geniales y justificadas debido a la naturaleza de cada filme-, simplemente con una cámara en mano, es posible notar que Frank está perdiendo la cordura y siendo arrastrado por una espiral de descontrol, no por la deuda sino por sí mismo, hombre muerto caminando. Porque, sello personal de Refn -además de la estética que luego pule y pule-, lo central es el estado mental y psicológico del protagonista, no tanto la trama que obviamente sirve, pero en un segundo plano y supeditado a dicho estado, como aquello que desencadena el endiablado entramado argumental... Naturalmente los cabos se irán cerrando, o mejor dicho, llegando a una conclusión, pero lo que verdaderamente importa es el desarrollo del personaje, no sólo maniatado por los hechos sino por lo que éstos significan. En este sentido, la despojada puesta en escena de Refn, aunque sencilla y para algunos improvisada o pensada ligeramente, es totalmente acertada pues logra captar, sin explicitar, el lío interno de Frank y lo que pasa por su cabeza.
Y aunque Kim Bodnia no nos entregue la actuación de su vida, el desgano y hastío suyo le queda muy bien a su personaje, un tipo permanentemente cabreado. Sumemos el hecho de que Refn, quien de todas formas resalta las escenas más importantes y cruciales, no le resta importancia a aquellos momentos más pequeños, que al fin y al cabo igual contribuyen a deteriorar la actitud de Frank; Refn dirige de manera anticlimática, como si todo fuera importante y nada importante a la vez: todo parte de la misma mierda, que es la vida de Frank, el pobre diablo protagonista de "Pusher" que de a poco se ve presionado a saltar al abismo, aunque no sepamos si lo hará o no. Eso depende del (potencial) espectador.
En conclusión, "Pusher" es una destacable película que contiene las claves del cine de Refn pero expresadas de una manera diferente, aunque no por ello menos pensada o efectiva -incluso potente, pero tampoco es que estemos ante una cinta que te remueva el alma y la consciencia..., y eso es lo que me sugiere esa palabra-. "Pusher" está bien planteada y ejecutada de manera coherente y, mejor aún, con bastante habilidad, siendo su trama tan obvia como sugerente, dejando entrever lo que se va tejiendo pero a la vez creando expectativas irreales. No es especialmente incómoda o memorable, ni tampoco angustiante o relajante, pero vaya que funciona como lo que es: la caída a los infiernos de un sujeto que las ha visto mejores. Además tiene pulso y esa energía que desprenden las película con ánimos de más, de no conformarse con poco. Nicolas Winding Refn comienza su carrera en el cine exactamente como quiere, con total seguridad y acierto; no un genio, pero sí un director audaz y habilidoso. Merece el visionado.