Revista En Femenino

Putin y las mujeres

Publicado el 23 mayo 2025 por Teremolla
Putin y las mujeres

Hace unos días nos enteramos de las pretensiones de Putin con respecto a las mujeres. Por lo visto y según las informaciones que escuché “no le salen los números con respecto a la natalidad” y, por tanto, no le salen los números para futuros combatientes.

   Una de sus primeras medidas para combatir este “problema” ha sido la prohibición de las películas y las series en donde las mujeres hablen de la posibilidad de no tener hijos. Así, sin más. O sea, y de nuevo a las mujeres se nos reduce al papel de madres y, supongo, que de esposas sin otra aspiración en la vida que la de reproductiva y la crianza. Y en la fase reproductiva, cuántos más hijos se traigan al mundo mejor.

   Es una característica propia de las dictaduras del siglo XX y por lo que se puede comprobar, también en las del XXI.

   Tanto Hitler, como Franco o Stalin promovieron las familias numerosas dentro de su política de natalidad con diferentes fines, pero desde el mismo punto de partida: las mujeres en casa y dedicadas a parir y criar.

   Como es obvio, al impedir a las mujeres el trabajo extrafamiliar y que fuera el varón el único sustentador de las familias, la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres aumenta exponencialmente, puesto que se priva a las mujeres de la posibilidad del acceso a un puesto de trabajo asalariado, y por tanto de su crecimiento profesional.

   Esto influye, por supuesto en los valores de protección a la familia en el del papel de las mujeres dentro del orden social: se las “invita” a ser madres por encima de personas libres. Y dentro de ese papel a quedarse en casa criando a ser profesionales en los distintos campos.

   Lo mismo hizo el dictador Franco cuando en su “Fuero del trabajo” mandató que las mujeres se quedaran en los hogares “liberándolas del taller y de la fábrica” y, por tanto, obligándolas a parir “tantos hijos como Dios mandara” para dar más mano de obra barata para el capital.

   Putin, además ha declarado (como era imaginable) la guerra a los anticonceptivos, eliminando de un plumazo la libertad de las mujeres sobre su propio cuerpo y su placer libre de maternidades no deseadas. Patriarcado en estado puro: El jefe del Estado o pater imponiendo a las mujeres cómo han de vivir y comportarse para ser aceptadas por el mismo.

   Además “invita” a las más jóvenes a adelantar la maternidad con el fin de que su edad fértil sea mejor aprovechada y de ese modo puedan tener más hijos. Todo un dechado de medidas para que las mujeres no puedan no ser libres, ni puedan tener ingresos propios por lo que pasan a ser dependientes económicamente de los padres de sus criaturas.

   Como vemos, los dirigentes de los estados autoritarios intentando a través del control de la natalidad, mandatar sobre los cuerpos de las mujeres. O, ¿Acaso se nos han olvidado las políticas de esterilizaciones forzosas de la etapa de Fujimori en Perú? O ¿las de China con la de hijo único a ser posible varón y que tuvo como consecuencia el asesinato de millones de niñas al nacer, solo por haber nacido niñas? O ¿Las de Israel y Palestina fomentando la natalidad a todas horas para tener más combatientes disponibles para su eterna guerra? Aunque en este último caso en la actualidad se trata de un claro genocidio.   

En todos los casos nombrados se podría definir como el cuerpo de las mujeres como campo de batalla, porque en definitiva se trata de eso, de conquistar los cuerpos de las mujeres para utilizarlos como vasijas en las que engendrar más hijos para combatir en los campos de batalla, O para ser violentados por los vencedores y, de ese modo, humillar a los vencidos.

En cualquier caso y volviendo al caso de Putin, las medidas que ha adoptado y sigue adoptando con el objetivo de fomentar la natalidad consiguen como segundo objetivo expropiar a las mujeres de su libertad al acceso a su propio cuerpo para decidir una maternidad (o no) con libertad expresa. Como cualquier régimen autoritario que se precie de serlo. Y, de paso, hacer evidente que, para él, las mujeres son personas de segunda categoría, por mucho que se empeñe en ensalzar lo contrario.

Ben cordialment,

Teresa


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