Ezequiel Barrios Ph: Café Azar
Puto. La palabra. La sonoridad cruda, tajante de la p y la t. Puesta la boca como para escupir. No hay forma de decir puto sin cortar el aire, la tenue suspensión del silencio. Un antes y un después, aunque se repita una y otra vez. Desgarro en el sentido, y en el sonido. “Quiero dedicar esta función a todos aquellos putos que siguen rebotando en los armarios” dijo Ezequiel Barrios al final de la función en el escenario Ismael Fernández, de la Sala Horacio Quiroga del Centro Cultural Vicente Cidade.
Un cuerpo que grita. Y dice. Cuenta. Denuncia. Testimonia. Goza. Sufre. Como capas que lo atrapan y lo liberan en el mismo movimiento. Hay un trabajo físico que sincretiza lenguajes, técnicas, tradiciones expresivas y movimientos de referencia cotidiana. Un ready-made coreográfico, sorprendente y preciso. Destreza y sensibilidad que resignifican el cuerpo, el ritmo, el…
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