
Cristiano Ronaldo, nada más pisar estas tierras, ya se percató de nuestra peculiar afición "En España me insultan mucho más que en Inglaterra. Siempre me llaman hijo de puta o corean muérete" Lo siento mucho Cris, sé que estarás preocupado, pero son nuestras costumbres y hay que respetarlas...Las tradiciones por algo están. Aquí nos ultrajamos hasta entre amigos ¿Quién no ha visto a dos colegas saludándose con "Qué pasa cabrón" o "Ven aquí mariconazo"? Todo está bien si se hace con cariño. Se insultan los niños, se insultan los padres, se insultan los abuelos...Qué buen ojo tenemos para sacar defectos, qué vista de halcón. Que si calvo, que si gordo, que si esmirriado, que si apestoso, que si sucio, que si bobo, que si narigudo, que si sosainas...¡Aquí no se libra ni el apuntador! Cuando charlas con alguien, si se acaba la conversación, nada mejor que ponerse a despellejar a vecinos, novios o cualquiera que nos venga en mente ¡Ni a los muertos se respeta! El insulto también es un recurso muy útil en caso de duda o falta de entendimiento. Vean como ejemplo el siguiente diálogo.
¿Sabes a quién he visto esta mañana?¿A quién?Al Tomás ¿Te acuerdas del Tomás?Mmmm...No caigo ahora.Que sí, mujer, que sí...Ese que estuvo por las Américas.Ni idea ¡Qué memoria la mía!A ver que piense...Ese que sacó dos carreras y se colocó de abogado.Déjalo, que da igual.¡Joder! Uno gordo, medio calvo y cojo ¡Le olía el aliento a sardinas!¡¡Ah sí!! ¡¡El Tomás!! ¡¡Haber empezado por ahí!!

Teniendo en cuenta que la ofensa forma parte de nuestra identidad, queda claro que la citada ley contaba con menos futuro que un comentarista tartamudo. Poniéndonos en el hipotético caso, el español medio se encontraría incluso más arruinado que en la actualidad y los feos serían los nuevos multimillonarios. Nacer horroroso produciría mayor excitación que ganar la mismísima lotería...Sólo habría que esperar al insulto pacientemente y lanzarse a poner demandas "Qué suerte tienen algunos de ser tan feos".
