Revista Cultura y Ocio

Que alguien coja su mano

Publicado el 19 marzo 2020 por Águeda Lorena García González @aguedlgg

Que alguien coja su mano

"Mi abuelo está en el hospital. No podemos verle, está aislado por Coronavirus. Por favor, que no pase sus últimas horas solo. Que alguien le coja la mano"

"Está solo y tiene miedo".

Alguien subió un mensaje en Internet pidiendo desesperadamente que algún médico, una enfermera, que cualquiera que estuviese cerca de su abuelo lo acompañase en su último aliento.

Tiene que ser horrible pasar por esto.

Si ya es dramático perder a un ser querido, perder a un familiar en esta situación tiene que ser sobrecogedor y de difícil reparación emocional a corto plazo.

No imagino la impotencia, el dolor y el miedo de aquellos que se enfrentan a su último suspiro en la hostilidad de una UCI, sin posibilidad de ver una cara amiga, un familiar, sin entender por qué los tienen aislados y su único contacto humano viene plastificado, impidiendo cualquier tipo de calor, de humanidad en ese trance.

Abuelos, abuelas, padres y madres que no podrán despedirse de sus hijos (e hijos que no podrán despedirse de sus padres) por el obligado aislamiento que la situación actual nos impone.

Personas que hasta hace unos días tenían una vida completamente normal y de repente tienen que dejar este mundo, en la frialdad de una sala de hospital colapsado, dónde todo son prisas y se oye decir que el "triaje" decide ahora a quién le corresponde utilizar el respirador que acaba de quedar libre.

Que alguien sujete las manos de esos ancianos que probablemente han aportado muchísimo más que nosotros al sistema de seguridad social de nuestro país y que cuando realmente necesitan la ayuda del sistema, se ven privados de la más mínima oportunidad de supervivencia.

Así mismo, que alguien haga algo por todos nuestros mayores que están en las residencias y que no tienen acceso a la sanidad con la misma facilidad que el resto.

Las noticias y las cifras de fallecidos en estos centros nos están demostrando la situación de abandono a la que están sometidos por parte de las Administraciones: ambulancias que no llegan, personal de baja también infectado, falta de recursos materiales y humanos.

Por favor, que a ellos también les cojan las manos, que no los dejen solos... No son cifras de una curva...

Son nuestros padres, abuelos, hermanos...

Mi más sentida admiración por todos los que en estos días se ocupan de nuestros mayores, poniendo en riesgo su salud para mantener la de ellos.

Ahora vosotros sois la mano que muchos de nosotros quisiéramos tener al lado de nuestros seres queridos en la hora más difícil y en un acto de egoísmo, voy a pediros un último esfuerzo:

Dadle la paz que necesitan en estos duros momentos... Que ninguno de ellos se sienta abandonado, ahora que la familia no puede verlos, tocarlos, besar su frente y sujetar sus manos.


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