Entre otros se deben considerar:
Los objetivos:
Cuando una alianza da buenos resultados las metas y objetivos de los asociados son compatibles.
La administración:
la alianza debe ser administrada por separado y las decisiones y utilidades económicas comunes deben ser consideradas desde un comienzo.
Se debe decidir además quién la administrará.
Los desacuerdos: debe realizarse un acuerdo para establecer lo que se hará en caso de presentarse desacuerdos, nombrar un arbitro anticipadamente, cuyo veredicto sea aceptado por las dos partes.
El valor: se debe analizar la verdadera creación de valor que generará la alianza, si no se agrega valor, para los stakeholders, no será positiva.
El atractivo: no sólo por asociarse con una marca importante se tiene el éxito asegurado, si el producto no es atractivo, no habrá nada que hacer.
Todo se debe poner en contratos legalizados, para lo cual se debe contar con un equipo de abogados de ambas partes.