Pero que burros son, una tonelada de peperos en cargos de
gobierno municipal, autonómico o central, ocupando puestos de responsabilidad
en el partido, distribuidos por diputaciones, periódicos, radios y teles, en
empresas públicas y privadas, con mando en plaza, y son más brutos que un arado, ¿últimas muestras? Gallardón, Wert,
Montoro en Cataluña con su chulería, la violencia policial en las calles de
Burgos por Gamonal,... mas chulería y porras en Alcorcón a cuento de las
basuras, mas violencia uniformada sin cuento en Valladolid, etc. etc.
Como si estuvieran buscando motivos
para perder las elecciones, estos individuos están haciendo una gran parte del
trabajo a la oposición, pierden votos a raudales poniendo contra las cuerdas las
mayorías del PP. Nadie les ha explicado cosas básicas, que cada porrazo policial
en un desahucio, o en una protesta, cuesta 1.000 ciudadanos rechazando la
actuación policial y maldiciendo al PP, nadie les ha contado que si en una
manifestación o concentración hay una señora echando sangre por la boca por un
golpazo, 1.000 familias se preguntarán sobre la utilidad de la policía y al
servicio de quien está, cuando varios tiarrones
uniformados arrastran a una chica por el suelo de un bar hasta sacarla a la
calle, consiguen que otros 1.000 ciudadanos maldigan a la policía y al alcalde,
y miles más observan que nunca defiendan al pueblo y se preguntan muchas cosas…
Nadie en el PP les ha contado a
estos burros politicastros y machitos, que ellos solitos, con su brutalidad,
están consiguiendo poner en contra de la derecha a decenas miles de ciudadanos.
Pobres conservadores, defensores de otras formas, otras causas y otras
alternativas a los problemas, porque no todo conservador se considera un
violento provocador, pero las preguntas golpean el cerebro de los militantes de
centro y derecha ¿por qué utiliza tanto la violencia el PP ante cada problema
ciudadano? ¿Por qué las teorías sobre el bien común y la sensatez se apartan y
sobresalen tanto las doctrinas ultras?
Naturalmente dentro de la derecha
española hay grupos e individuos diversos, así dentro del mismo comparten
militancia cientos de personas diferentes a los alacranes, aunque no se los ve, si miramos no solo hay burros ignorantes de la
política, muchas de ellas son gentes de la derechona,
ultras, franquistas, violentos, nacionalcatólicos,… Aunque el PP se supone que es
el partido representante de todo el abanico conservador, hoy la política
española está gobernada por la derechona,
sectores carcas, reaccionarios, corruptos y aprovechados pegados a la teta del
estado, pero todos saben que pegar y violentar a la ciudadanía acarrea
reacciones. Entonces ¿qué pasa? no es que sean burros e ignorantes solamente,
es que son escorpiones.
¿Recuerdan el cuento de la rana y el
escorpión? éste le pide a la rana le permita montarse encima para cruzar el rio,
prometiendo para convencerla el oro y el moro, mentirá lo necesario para
conseguirlo, no te picaré porque no me
votarías; ya saben el resultado, le picó y se ahogarán, porque el escorpión
no lo pudo remediar. En cuanto tienen
oportunidad aparece su ADN, lo sacan a pasear y demuestran lo que siempre
fueron. Está ocurriendo cada día, en todos los niveles de la administración, en
todas las instituciones y empresas públicas, en todas las calles y pueblos,
cuando no es un burro, es un escorpión que saca el aguijón que escondió antes.
Mucha gente joven los votó, no
conocían a la derecha española, creyeron que eran como los conservadores
europeos, y depositaron en ellos toda su confianza, confiaron en que los
sacarían de la crisis, crearían puestos de trabajo, bajarían impuestos, no
tocarían sanidad, ni educación, ni pensiones… se lo creyeron miles de jóvenes
que no conocían a la derecha española. Ya la empiezan a conocer. Confiaron en
ellos también muchos mayores que sí conocían de sobra a la derecha, pero
quisieron olvidar, pensaban que a ellos no les iba a tocar la china de los
recortes, que solo irían contra los trabajadores, porque creyeron aquello de
que la culpa era de Zapatero, y así echándole y atando a los sindicatos y
obreros todo quedaría resuelto para las clases medias y autónomos y pymes...
Han pasado 2 años, la precariedad se
ha instalado por todos los rincones, trabajo sin cotización, bajadas de
salarios, desaparición de derechos laborales y cívicos, recortes en sanidad,
educación y pensiones, el paro ha aumentado en más de 1 millón de personas
desde la salida de Zapatero, la deuda pública ha crecido una barbaridad cercana
a doblarse, el tejido empresarial se ha destruido y continúa, los impuestos han
subido unas cuantas veces… y los porrazos, hostias y enfrentamientos aumentan
por todas partes, y volvemos a ver nuestros viejos demonios derechistas que ya conocíamos
muchos; ignorancia, cutrez, violencia, incapacidad para abordar problemas,
religión por todos los poros, chulería, desprecio, apropiación particular de lo
público, reparto a los amiguetes, …
Aún así, todavía muchos votantes del
PP creen que lo que ocurre es que la izquierda se ha echado a la calle, nadie
les contó que cuando un pueblo padece una recesión durante 5 años, que arroja 6
millones de parados, muchos sin subsidio alguno, otros parados de más de 2
años, con los ahorros consumidos para mantener a hijos y nietos, muchos miles de
personas sin casa, acudiendo cada día a comedores sociales, pobreza en aumento,
y sin perspectivas de mejora etc. etc. Miles de ciudadanos pueden estar a punto
de reventar en cualquier ciudad de España, a la mínima chispa puede saltar un
incendio y son las autoridades, alcaldes, gobiernos quienes deben cuidarse de
no provocar violencia. Mandar a la poli con instrucciones de pegar es violencia,
y decir que todo está mejorando mientras millones de españoles están tirados
puede ser un detonante para romper el estatus que existía.
Primero
decidieron sin escuchar a la mayoría del pueblo. Luego gobernaron en contra de
la mayoría de la población, a favor de unos pocos. Gobiernan en contra de, y se
ríen ¡que se jodan!, la crisis se acabó. Ahora
gobiernan en contra de, se ríen y apalean a la gente que habla. Mañana… ¡a la
calle!