La fatiga crónica severa que dura por lo menos seis meses y está acompañada por otros síntomas que no pueden ser explicados por un trastorno médico existente puede ser parte de una condición llamada Síndrome de Fatiga Crónica (SFC).
El diagnóstico de SFC se hace sobre la base de dos criterios principales. La primera es que el paciente experimenta una fatiga crónica severa durante al menos seis meses que no es causada por una enfermedad ni aliviada con el reposo. La segunda es la presencia de al menos otros cuatro síntomas que ocurren al mismo tiempo o después de que uno haya desarrollado fatiga severa. Esta condición es ahora llamada por el Instituto de Medicina como la Enfermedad de Intolerancia por Extirpación Sistémica (SEID, por sus siglas en ingles).
Los expertos estiman que millones de personas en todo el mundo están sufriendo de SFC. Esta condición es cuatro veces más común entre las mujeres, en su mayoría de 40 a 50 años de edad. Sin embargo, incluso los adolescentes pueden verse afectados. Se desconoce la causa del SFC.
Otros factores que pueden aumentar su riesgo de SFC incluyen:- Estrés
- Infecciones virales
- Problemas del sistema inmunológico
- Desequilibrios hormonales
- Alteraciones en la regulación autonómica de la presión arterial y la frecuencia cardíaca
- Deficiencia nutricional
Signos y síntomas
Los pacientes con SFC se quejan de fatiga física y mental severa que no se alivia con el reposo. Puede ir y venir, pero es tan grave que interrumpe el trabajo y otras actividades. Aparte de la fatiga crónica severa que no está relacionada con una enfermedad diagnosticable, otros síntomas específicos incluyen:
- Sensación de estar débil o malestar después de las actividades, lo que puede tardar más de 24 horas en mejorar
- Problemas para dormir
- Dolor localizado o generalizado, que puede estar en forma de dolores musculares, dolores articulares o dolores de cabeza
- Problemas de concentración
- Problemas de memoria a corto plazo
- Mayor sensibilidad a la luz, al ruido, a las emociones
- Pensamiento lento, desorientación y/o confusión
- Debilidad muscular
- Problemas de coordinación muscular
- Mareos
- Latido del corazón muy rápido
- Dificultad para respirar
- Dolor de garganta
- Nódulos linfáticos blandos
- Cambio de peso / cambio de apetito
- Sentirse peor bajo estrés
- Micción frecuente
- Náusea
- Síndrome del intestino irritable
- Manos y pies fríos, baja temperatura corporal, sudoración, problemas con el calor o el frío
- La depresión empeora los síntomas
Los síntomas del SFC a menudo comienzan repentinamente, aunque algunas personas desarrollan los síntomas gradualmente. Estos síntomas pueden cambiar dentro de un día o día tras día. Las remisiones y las recaídas son comunes.
No hay cura conocida para el SFC, pero el tratamiento se centra en el tratamiento de los síntomas expuestos. Debido a que los pacientes pueden tener diferentes combinaciones de síntomas, el tratamiento puede ser complejo. Sin embargo, los expertos recomiendan tratar primero los síntomas más perturbadores, especialmente el cansancio, los problemas del sueño, el dolor, la depresión y la ansiedad, los problemas de memoria, concentración y los mareos. Los medicamentos pueden incluir antidepresivos, analgésicos sin receta, suplementos nutricionales y herbales y otros medicamentos relevantes. Otros modos de tratamiento incluyen terapia cognitivo-conductual, consejería profesional y grupos de apoyo. Las formas alternativas de tratamiento que pueden ayudar a mejorar los síntomas incluyen acupuntura, tai-chi, yoga y terapia de masaje.
Los individuos afectados también pueden beneficiarse de comer una dieta equilibrada y saludable, evitar extremos en el ejercicio, desarrollar un programa de actividad adecuado y reducir el estrés.
También es importante consultar a un especialista que puede tratar el dolor crónico, recomendar un programa de rehabilitación y controlar sus síntomas.