Este invierno esta siendo un poco atípico, por lo que se refiere a temperaturas, aunque siendo sincera ¿que es lo normal? Todos decimos, cuando era pequeña en la “Castanyada” hacía frío, pero no es cierto. Solo recuerdo un año morirme de frío en noviembre, pero el resto de años recuerdo el comentario hecho por todos. Así que desmontemos mitos en la Castañada en Barcelona no hace frío.
Aclarado este punto os cuento dónde comí por primera vez la crema de chirivías, que es de lo que va el post.
En noviembre los Sres. Lataat necesitábamos huir. Bueno, seremos menos crueles, necesitábamos romper la rutina, vamos huir de nuestro día a día. Manejamos la posibilidad de varios sitios para noviembre, pero por h o por b decidimos ir a Londres. Londres es una ciudad fantástica en muchos sentidos y uno es que como hemos ido tantas veces nos podíamos dar el capricho de no tener que planear nada. Y así fue, no hicimos nada típico: perdimos horas caminando sin rumbo, pasamos todo el domingo en un pub con unos muy buenos amigos, cogimos el metro hasta Greenwich no para entrar a ver el museo, simplemente para ver la ciudad desde allí y volvimos en el nuevo “metro-barco”.
Nos emocionamos al ver a los voluntarios guardar cariñosamente las amapolas de cerámica colocadas en el foso de la
Torre de Londres de la instalación artística
Blood Swept Lands and Seas of Red, en conmemoración del inicio de la Primera
Guerra Mundial.
Nos acercamos hasta
el Museo de la RAF un sueño de mi estimado Sr Lataat. Y visitamos un pueblo típico de la campiña inglesa:
St Albans. Es un pueblo como muchos otros pero a la vez único. Ya los romanos se habían fijado en el lugar y fundaron una ciudad que llegó a ser la segunda de la Britania romana, después de Londres. Catedral y antiguo monasterio gigantescos, centro peatonal con su mercado semanal con sus paradas de pescado, de flores, de quesos, de monedas antiguas y de objetos militares.
Un pueblo con un pub que afirma existir desde 1425 (sí sí, no habían descubierto América pero los ciudadanos de St Albans tenían pub, eso son preferencias). Allí fue donde a la hora de comer la “Soup of the day” descubrí
la crema de chirivías con miel. Antes de esa ocasión nunca había comido chirivias, mi madre solo las había utilizado en el caldo, pero ahora esta receta la he hecho en varias ocasiones cuando he tenido invitados ya que es sorprendente, económica y muy buena, por supuesto.
No puede ser más sencilla:
Chirivías, cebolla, patatas, crème fraîche y miel. Yo las cremas las hago al estilo Arguiñano: pochas la cebolla con un poco de aceite, le añades la patata y la chirivía, y cuando ya tenga todo un poco de color le añades el agua hasta cubrir, 20 minutos, corriges de sal y ya fuera del fuego lo trituras todo y le añades la crème fraîche, con otro golpe de batidora para integrarla bien. Una vez servida le añades un poquito de miel y voilà, una nueva crema de verduras super fina y gustosa. Animaos a hacerla, de verdad que vale la pena y si váis a Londres y “os sobra un día” buscad actividades alternativas a las típicas, que el
Big Ben y Picadilly es estupendo pero los alrededores de Londres valen muchísimo la pena.
Petonets, Pd: en esta ocasión no todas las fotos son mías, muchas son del Sr Lataat que tiene un ojo muy especial. Si queréis ver más mirad
su galería en Flickr, que vale mucho la pena
:)