Hoy, por ejemplo, he comprado
- 5 kg de mandarinas
- 2 kg de manzanas
- 3 kg de peras
- 4 kg de fresas
- 2 kg de plátanos
- 2 kg de calabacines
- 2 kg de brócoli
- 2 puerros
- 1/2 kg de champiñones
Y en mis visitas semanales, acompañada siempre por Erik, la repetición de ciertas escenas me ha llevado a hacerme algunas cuestiones. Hoy, por ejemplo, pensaba que si con esta cantidad de fruta a veces no me da ni para cuatro días, no quiero pensar cuando en lugar de tener tres niños en casa, tenga tres adolescentes. 0_0 Creo que nos vamos a tener que pluriemplear para darles de comer, je, je, je.
Pero, pasando a cosas más serias, por un lado me encuentro con que siempre todo el mundo es muy agradable con Erik. La mujeres le dicen cosas, los tenderos le ofrecen alguna fruta o palabras cariñosas y a las abuelas se les cae la baba. Hoy caía en la cuenta, por ejemplo, de que Erik es uno de los pocos niños que veo en este entorno. Es un entorno amigable y agradable para ser una pequeña ciudad (no hay peligro inmediato de coches, por ejemplo, aunque sí riesgo de perderse) y un lugar donde los niños pueden aprender muchas cosas de la sociedad en la que viven. Para Erik el día del rastrillo es casi una fiesta. Siempre se pone contento, porque le encanta la fruta y el ambientillo; pero también esa libertad de poder tocar las cosas o de ir de acá para allá sin los agobios de una tienda o un supermercado.
Además, el día que vamos a comprar fruta Erik se convierte, casi, casi, en "frugívoro". Solo quiere comer fruta. No falta el día que no salga del rastrillo habiéndose comido dos o tres piezas de fruta... y esa pasión por la fruta suele seguir durante todo el día. Se come una o dos mandarinas (¡¡¡mindirinas!!! son su fruta favorita) que pela animadamente mientras esperamos la cola, puede que después un plátano y al llegar a casa me pide un kaki o unas fresas... Luego llega la hora de sentarse a la mesa con el resto a comer y ¡Claro! Solo quiere jugar a echar el agua sobre el plato de comida que le hemos puesto. Está ya hasta los topes de fruta.
Y eso me lleva a la segunda parte de la reflexión de hoy. ¿Qué comen los bebés hoy en día? ¿Qué comen en realidad y qué es lo que presencia su familia en cuanto a su alimentación? Porque la pasión con la que las abuelas que hay por allí le ven comer fruta ha pasado de ser "graciosa" a francamente sorprendente. No me puedo creer que les desate tal nivel de pasión ver comer a un niño pequeño fruta ¿Tan raro es en nuestra sociedad que un bebé coma fruta? ¿Y que además de comerla lo haga con alegría? ¿Que sea su alimento favorito? El otro día una señora hasta se extrañaba de que supiera pelar una mandarina ¡¡¡Pues claro!!! Solo necesita que le quites tu un trozo de piel y él ya hace lo demás con gran entrega y dedicación... Lo único que requiere toneladas de paciencia es recoger minitrozos de cáscara de mandarina por toda la casa y enseñarle a que los trocitos de piel se ponen siempre en un platito y se llevan a la basura cuando terminamos.
¿Qué pensamos que deben de comer los bebés hoy en día? El otro día, el frutero del supermercado me decía que cogiera peras conferencia en lugar de peras de agua porque son muy buenas para los niños, señalando a Erik, porque tienen más azúcar. Yo le contesté lo más educadamente que pude que las peras de agua nos van mejor porque la piel es menos basta y se la comen con piel y, además, esto también nos viene mejor para cuando salimos fuera y no la podemos pelar. Quizás le hubiera debido preguntar de dónde viene la extraña idea de que los niños necesitan fruta más azucarada. O hubiera debido decirle que los niños lo que realmente necesitan es aprender a comer fruta variada, con su piel (bien lavada), y con sabor a fruta y no a azúcar, y por el valor nutricional de toda la fibra y las vitaminas además de los hidratos de carbono simples. O quizás nos debemos preguntar cómo sociedad en qué momento nos hemos equivocado de camino y hemos empezado a pensar que los niños necesitan más azúcar. Porque de comprar peras conferencia porque tiene más azúcar a comprar galletas porque también tiene más azúcar, y llevan el sello de la Asociación Española de Pediatría, solo hay un paso.
Otra perlita del súper. Ya sabéis eso de que cuando tiene niños todo el mundo opina. Pues esta vez una cajera muy maja (y bienintencionada, que no digo yo que no) me recomienda llevarme unos panes envasados que tienen en promoción. Le respondo, educadamente, que ya llevo pan de sobra (de barra e integral). Me dice que va muy bien para los niños porque se lo comen muy bien. Y yo le respondo que mis hijos se comen muy bien los bocadillos (del pan que acabo de comprar en la panadería del súper, que conste). Y sigue... Cojo un paquete de los panes en cuestión y le respondo: "Lo que no me gusta de esto son los ingredientes, mira, además de trigo lleva azúcar, espesantes...". Y ahí parece que ya se convenció de que no me iba a convencer y seguimos a otra cosa.
Así que, si esto nos sirve de muestra, en nuestra sociedad la opinión generalizada es que los niños no comen fruta y que no les gusta, que hay que dársela pelada porque ellos no pueden disfrutar del proceso de hacerlo por si mismos, que es bueno que coman alimentos con mucho azúcar, y que es aconsejable que coman panes blanditos y envasados (y con muchos aditivos).
Luego nos extrañamos cuando solo quieren comer "guarrerías" o "chuches" o productos precocinados y procesados. Y vuestros hijos ¿Qué comen?