FUENTE: La Vanguardia
Algunos alimentos influyen en nuestro peso, descubre cuales te convienen
El Síndrome premenstrual afecta a un tercio de las mujeres durante la semana previa a la menstruación. Los efectos varían de una mujer a otra pero podemos sufrir insomnio, distensión abdominal, irritabilidad y deseo de alimentos dulces como el chocolate. Además, la menstruación también influye en la ganancia de peso.
Los síntomas pueden aparecer durante todo el ciclo menstrual pero, dependiendo de la fase de este, notaremos unos u otros. Por ejemplo, durante las dos primeras semanas del ciclo es cuando aumentan los niveles de estrógenos, provocando retención de líquidos. A mitad del ciclo aparece la progesterona, lo que nos provoca más ganas de comer carbohidratos, mientras que al acercarse la menstruación la sensibilidad está a flor de piel y aumenta nuestro deseo de azúcares rápidos.
Es por ello que conocer nuestro cuerpo, nuestros deseos y cómo contrarrestarlos puede ser fundamental para evitar oscilaciones indeseadas de peso. Mercedes Carandini, terapeuta y autora de ‘Averigua por qué engordas… y adelgazarás cuanto desees’ recomienda evitar ciertos alimentos y potenciar el consumo de otros más beneficiosos para nuestros ciclos menstruales.
Qué evitar
Durante las semanas previas a la menstruación aumentan considerablemente los niveles de estrógenos y de progesterona, por lo que se recomienda evitar alimentofs susceptibles de contener muchas hormonas como la carne de vaca o de pollo. También se deben evitar los azúcares refinados, las grasas saturadas, la cafeína, la sal o el alcohol.
Qué comer
En cambio, existe una gran variedad de alimentos que pueden ser nuestros aliados durante la menstruación si queremos mantener nuestro peso a raya. Los alimentos con fibra ayudan a destoxificar el exceso de estrógenos y a reecrilibrar las secreciones hormonales.
También es necesario añadir a nuestros platos alimentos ricos en magnesio, ya que este mineral antiestrés tiende a disminuir cuando la tasa de estrógenos aumenta. Además, se recomienda consumir ácidos grasos poliinsaturados omega-6 y monoinsaturados, como el aceite de oliva, así como los ricos en aminoácidos azufrados, presentes en las cebollas, ajos o rábanos, entre otros.