¿Qué compraría Jesucristo?

Hace un par de años, por estas fechas, mientras hacía zapping en televisión, me topé con este reportaje en el que se nos presentaba al reverendo Billy, líder de la Iglesia basta de compras, con la que viajaba de un punto a otro de Estados Unidos durante la época de Navidad intentando concienciar a la gente de comprar de una manera más inteligente. Al contrario de lo que su nombre indicaría, este grupo no pretende que la gente deje de comprar. Simplemente que se lo piense dos veces antes de comprar determinadas cosas. Una de las preguntas clave sería: ¿Necesito esto o aquello? Desgraciadamente, no pocas personas se han convertido, gracias a los múltiples inputs que cualquiera de nosotros recibimos gracias (o por culpa de) los modernos y múltiples medios de comunicación, los casos de compradores compulsivos se ha multiplicado de una manera increíble. Y eso es fácilmente comprobable justamente en estas fechas. Cualquiera que se haya pasado por un centro comercial o por cualquiera de las principales calles comerciales de una gran ciudad (o incluso no tan gran ciudad) puede comprobar fácilmente hasta qué punto nos dejamos influir por la publicidad.
En este reportaje se nos presentan casos incluso un tanto esperpénticos, como el de la abuela que escupe a la cara de un vendedor porque no tenían la consola que quería para su nieto, o la noticia de un hombre que, pese a haber recibido un disparo, se saca la cartera para ser de los primeros en tener cierto elemento electrónico, lo cual nos indica que, en demasiados casos (afortunadamente, no en todos, por lo que no estaría todo perdido), el asunto se nos está yendo de las manos. Por fortuna, todavía quedan personas cuerdas que no han caído en las redes del consumismo, así como otros que intentan que otras personas caigan en ellas.